El Gobierno de Suiza prohibió cocinar en agua hirviendo a langostas vivas, una práctica culinaria habitual; para prepararlos, las criaturas deben ser “aturdidas” antes de sacrificarlas.
La normativa, que entrará en vigencia en marzo, también prohíbe que las langostas sean transportadas en agua helada o congeladas, pues deben permanecer en su hábitat natural.
Científicos y colectivos contra el maltrato animal han publicado estudios en los que aseguran que los crustáceos, como las langostas, tienen un sistema nervioso sofisticado y es probable que sufran una gran cantidad de dolor al ser hervidas.
Las langostas deberán ser paralizadas con una descarga eléctrica o “entumecer” su cerebro para reducir el dolor que puedan percibir.
Esta iniciativa del gobierno suizo responde a las intenciones de evitar prácticas violentas en contra de animales. El país europeo también busca acabar con las granjas que producen cachorros y los dispositivos que lastiman a los perros cuando ladran.
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