Eduardo Palacios, coordinador del Programa Nacional para la Prevención de Enfermedades Crónicas no Transmisibles y Cáncer, del Ministerio de Salud, refiere que las principales ECNT en Guatemala son afecciones cardiovasculares —infarto al miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca y enfermedad periférica—, responsables del 16% de los fallecimientos en el país.
También, enfermedades metabólicas, siendo la principal, la diabetes mellitus, que la padecen 2.5 millones de guatemaltecos, y que constituye la tercera causa de muerte, y cáncer, con 14 mil casos actuales, principalmente, prostático, hepático y estomacal, en hombres, y uterino, mamario, estomacal y hepático, en mujeres. Por último, está la enfermedad renal crónica en fase cuatro y cinco —que requiere diálisis o trasplante renal—, con 8 mil pacientes.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las ECNT causan cada año cuatro de cada cinco muertes en la región.
Todas las ECNT, expone Palacios, tienen los siguientes factores de riesgo comunes y, con frecuencia, prevenibles, por ser de carácter conductual: exposición a humo de tabaco —fumado, masticado, vapeado o de segunda mano—; ingesta excesiva de alcohol; alimentación inadecuada —deficiente en frutas y verduras, baja en ácidos poliinsaturados, alta en azúcar, grasas saturadas y trans, sodio y preservantes—; inactividad física; mala calidad del aire y agua y contaminación.
Estos factores de riesgo producen cambios metabólicos o fisiológicos importantes, como hipertensión —casi 3 millones de guatemaltecos la padecen—; sobrepeso y obesidad —en 70% de la población adulta: 33%, con obesidad, y 37%, con sobrepeso—; hiperglucemia y aumento de colesterol —40%— y triglicéridos altos —68%—.
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Según datos de Sistema de Información Gerencial de Salud, de la referida cartera, la mayoría de casos de ECNT se concentran en Guatemala, Petén, Santa Rosa, Jutiapa y Quiché.
De acuerdo con estadísticas del Banco Mundial (BM), el 15% de personas de 30 a 70 años en Guatemala muere a causa de ECNT.
Las ECNT han aumentado, debido a factores como urbanización rápida y no planificada, exposición a lo largo de la vida a ambientes obesogénicos, cambios en el ambiente alimentario y adopción de estilos de vida poco saludables, promovidos por esos ambientes malsanos, señala Mónica Mazariegos, doctora en Ciencias en Nutrición Poblacional e investigadora del Centro de Investigación del Incap para la Prevención de Enfermedades Crónicas.
Personas de todas las edades pueden padecerlas. Sin embargo, “el grupo más afectado es el que se encuentra en situación de pobreza, pues no tiene acceso a los servicios de salud ni a medicamentos que, generalmente, son de elevado costo; en consecuencia, caen en más pobreza o simplemente padecen las complicaciones, hasta llegar a la muerte”, dice Palacios.
Mazariegos indica que, además, las personas de bajos ingresos económicos y nivel educativo tienen mayor riesgo de exposición a productos nocivos para la salud como tabaco y prácticas alimentarias inadecuadas.
Las ECNT ya no se consideran consecuencia del curso natural de la vida, puesto que son prevenibles. Además, de todos los fallecimientos por ECNT, 35%, ocurren de manera prematura en personas de 30 a 70 años; de esta cifra, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, en conjunto, representan 65% del total, refiere la OPS.
La ECNT constituyen un obstáculo clave para el desarrollo y el alivio de la pobreza, por lo que forman parte de la agenda de desarrollo sostenible, agrega.
Entre las secuelas físicas de las ECNT, está la dificultad para caminar o correr por fatiga, parálisis parcial —hemiplejía— o dificultad para hablar, señala Palacios.
Según el informe Obesidad. Consecuencias de salud y económicas de un reto global inminente, del BM (2020), la obesidad tiene un gran impacto en las economías de los países, pues reduce la productividad laboral, aumenta la discapacidad y los costos de salud, y disminuye la expectativa de vida. Las ECNT relacionadas con la obesidad están entre las primeras tres causas de muerte en el mundo. El 70% de adultos con obesidad y sobrepeso a nivel global —más de 2 billones— viven en países de ingresos medios o bajos, añade.
Costo económico
En un estudio, realizado por varias instituciones en Guatemala, refiere Palacios, se determinó que el costo del tratamiento de las ECNT y la diabetes para el 2018 fue de US$3 mil 500 millones, equivalentes a Q28 mil millones, cifra que era cuatro veces mayor que el presupuesto del Ministerio de Salud de ese año.
Palacios indica que el tratamiento de las ECNT es, generalmente, de por vida, pues son incurables y solo se controlan con medicamentos de alto costo, derivado de lo cual, hay falta de adhesión al tratamiento. Hay que tomar en cuenta que, al principio, son afecciones asintomáticas. En el caso de cáncer, se requiere de quimioterapia, radioterapia u hormonoterapia.
Palacios expone que el costo mensual promedio del tratamiento de diabetes es de Q650, además de costos relacionados con la disminución de productividad; el de hipertensión arterial asciende a Q472, y las afecciones cardiovasculares, como enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca, pueden requerir hospitalización o cirugía, por lo que pueden representar Q5 mil al mes.
Prevención
Para disminuir el riesgo de padecer alguna ECNT, se debe realizar actividad física de forma moderada a fuerte durante 30 minutos, cinco veces por semana para los adultos y el doble, para los niños, refiere dicho ministerio.
También es importante mantener una alimentación saludable, que incluya cinco porciones de frutas y verduras al día, reducir el consumo de azúcar y sal, evitar las frituras, comida rápida, bebidas carbonatadas y jugos envasados, y beber, en su lugar, al menos, ocho vasos al día.
Iniciativa de ley
El Ministerio de Salud muestra su preocupación ante la incontrolable epidemia de sobrepeso y obesidad en el país. Por ello, esa cartera y el Incap, entre otras acciones de prevención, promueven y apoyan la iniciativa de ley 5504, Promoción de la alimentación saludable, sometida al Congreso de la República. con el objetivo de mejorar la calidad de nutrición.
Estudios científicos han demostrado que altos niveles de azúcares añadidos, sodio, grasas saturadas, grasas trans y carbohidratos refinados están relacionados con el aumento de la obesidad y ECNT, desencadenadas, también, por la reducción de alimentos saludables como frutas y verduras, e inactividad física.
Productos envasados no declaran nutrientes o contienen cantidades excesivas de sustancias asociadas con las ECNT. Entre los elementos de esta ley, está la regulación de publicidad y promoción de productos no saludables, dirigida a niños y adolescentes, e implementación de etiquetado frontal de advertencia nutricional en alimentos preenvasados, con alto contenido de sodio, azúcares y grasas.
“Tenemos la oportunidad de prevenir y controlar las ECNT en etapas clave de la vida, desde la preconcepción, el embarazo, la infancia, la niñez y la adolescencia, hasta la edad adulta, debido a que el proceso de enfermedad se produce por la acumulación de riesgos y exposiciones que se dan a lo largo de la vida”, señala Mazariegos. Por ejemplo, las experiencias o comportamientos no saludables en la niñez y adolescencia, como alimentación inadecuada, son precursores de enfermedad en etapas posteriores de la vida, añade Mazariegos.
Estrés, miedo, depresión y ansiedad
Padecer una ECNT no solo afecta la salud física, sino también la mental, pues es una carga emocional no poder disfrutar de una vida plena, al perder la vitalidad y energía, además del costo económico del tratamiento, circunstancias que también impactan en el entorno familiar.
Estrés, ansiedad, miedo y depresión son emociones que surgen cuando se desarrolla diabetes, hipertensión, enfermedad cardiovascular o cáncer, expone el psicólogo Antonio Rivera, coordinador del Grupo de Psicólogos, Consejeros y Motivadores de Guatemala.
“El paciente se abate y se desconsuela terriblemente y ya no quiere luchar. Cuando hay depresión, muchos abandonan los medicamentos y dejan que el destino actúe; otros, entran en sentimiento de pesimismo, abandono y fatalidad”, indica.
“La persona, además de medicamentos, debe tener rehabilitación física mediante masaje científico que le ayude a reducir el estrés, y recreación adecuada. En la parte psicológica, debe trabajar sus emociones y sus sentimientos hostiles”, dice Rivera.
Se recomienda la suplementación de vitaminas, minerales y antioxidantes que suplan las carencias de estos, causadas por el estrés; un medicamento que asista a las glándulas suprarrenales, agotadas por el estrés metabólico, y asistencia psicológica para atenuar el estrés psíquico. También, manejar pensamientos trágicos y calmar la ansiedad, al hacer ver que debe continuar el camino hacia la salud. Se prescriben motivantes como actividades lúdicas.
“Debe tener ‘un para qué vivir’, una pasión en la vida que le dé sentido a su existencia, que lo vincule con el mundo que lo rodea y que le dé fuerza para seguir”, añade el psicólogo. “También en terapia se trabaja el apoyo de la familia, para que comprenda la situación del paciente, pues debe ser una fuente de energía positiva y acompañarlo para que sepa que cuenta con ellos, al igual que con los amigos”, puntualiza.