Uno de cada seis encuestados (16 por ciento) reconoció haberse quedado alguna vez en casa por una separación o por una pelea con la pareja. Así y todo, se sienta uno bien o mal, en algún momento hay que volver al trabajo. ¿Y cómo se lidia con una pena de amor en la oficina?
Sufrir por amor es distinto para cada persona
De acuerdo con la psicóloga y coach alemana Christine Backhaus, es importante pensar acerca de cómo se encarará el tema en el trabajo en vez de lanzarse a la situación sin estar preparado. “Por empezar, no usaría la palabra ‘pena de amor'”, advierte.
Tiene dos motivos para esto. Si se habla en el trabajo acerca de lo que está sucediendo, se puede terminar encasillado. Rápidamente, se puede quedar asociado a ideas como “ah, este es el que está sufriendo por amor”.
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Por otro lado, este tipo de duelos son algo muy individual. Algunos pueden estar tristes porque una persona que conocieron en Tinder no volvió a escribir, otros porque se terminó una relación de apenas tres semanas y otros, en cambio, porque enfrentan un divorcio y todo lo que implica, como una mudanza y una pelea por la custodia de los hijos.
Dependiendo de la historia de cada uno y de la misma personalidad de cada quien, cualquiera de estas rupturas puede representar un drama.
Dejar los problemas privados en casa
“Los problemas privados deberían dejarse en casa. El trabajo es el trabajo y lo privado es privado”, dice la asesora en carreras alemana Ute Bölke. Añade que si esto no funciona, conviene preguntarse si no sería mejor tomarse una pausa.
Una pregunta clave que hay que hacerse es: ¿pongo en peligro a otros? Si se es, por ejemplo, un experto en explosivos o un conductor de camiones y se percibe que no se tiene la capacidad de concentración requerida para el trabajo por la tristeza que se siente, podría ser conveniente tomarse unos días.
También hay que preguntarse cuál es la cultura de la empresa. Si se trabaja en una empresa rodeado de “tiburones”, es probable que hablar abiertamente de una pena de amor sea contraproducente.
En esos casos, Bölke aconseja tomarse vacaciones hasta haber superado la etapa más dura de la separación o pedir una licencia en caso de síntomas físicos o psíquicos. Lo ideal es que el diagnóstico y el motivo no figuren en el certificado.
Tratar de hablar con el jefe
Sin embargo, tampoco hay que ocultar los problemas del todo. Backhaus recomienda que, justamente cuando no se trata “solo” de tristeza, sino que cambiará por completo la vida, es importante buscar hablar con el jefe.
En vez de anunciar directamente “estoy sufriendo por amor”, se le puede decir al superior que se está enfrentando un enorme desafío personal, un revés privado o una pérdida.
Backhaus cree que es importante cultivar el vínculo, sobre todo dando a entender en la conversación a través de acuerdos y objetivos claros que se sigue siendo un socio confiable.
Esto vale sobre todo cuando se comienza una terapia o la separación implica un cambio de vida completo, como por ejemplo una mudanza o asumir la crianza de los hijos solo o sola. Es probable, además, que algunas de estas cosas interfieran con el horario de trabajo alguna vez, de acuerdo con Backhaus.
No andar llorando con los compañeros
Bölke señala que si se necesita hablar de una pena de amor, lo mejor es hacerlo en el ámbito privado o buscar ayuda profesional. “No todo pasa por el trabajo, por más que se trabajen diez horas al día”, afirma.
Añade que, por supuesto, se puede informar a los colegas suscintamente, ya que esto genera comprensión, sobre todo si se está trabajando más lento y no se rinde tanto como antes. Pero Bölke aconseja, sobre todo, ser cauteloso: “No lloraría la carta con mis colegas, a la larga se vuelve pesado”, indica.
Negociar apoyos
La psicóloga Backhaus recomienda informar brevemente a los miembros del equipo, de la misma forma que se hace con el jefe. Si estos saben de la situación sin conocer los detalles, es más fácil negociar con ellos en qué se necesita apoyo y qué se puede ofrecer más adelante a cambio para compensar.
Más que el propio equipo, en estos casos pueden ser de ayuda los amigos. También es importante seguir practicando los hobbies que se cultivaban hasta entonces, buscar nuevos y hacer deporte, de acuerdo con Bölke.
Añade que también ayuda dormir mucho, tomar poco alcohol, mimarse con buena comida, meditar, hacer yoga y rodearse de personas con energía positiva.
Bölke recomienda asimismo hacer un poco de introspección: ¿Qué otras crisis se enfrentaron en el pasado? ¿Qué ayudó a superarlas en ese momento? Tener en claro estas cosas permite echar mano de recursos que ya se pusieron en juego alguna vez. Por otra parte, al mirar hacia atrás se suele tomar conciencia de que todo pasa en algún momento.
¿Las crisis como impulso para la carrera?
A veces, las crisis privadas ayudan a impulsar la carrera. Backhaus coincide porque vivió algo similar cuando se separó. “Me apoyé en el trabajo y durante esa época fui la mejor versión de mí misma”, asegura.
Además, hay un efecto positivo adicional: quien se concentra en el trabajo, no tiene tiempo para andar pensando en sus problemas. Procesar la separación se puede dejar para más adelante, cuando uno se sienta mejor.