Salud y Familia

Qué comer si padece de síndrome de intestino irritable y otras recomendaciones para mejorar

Es una de las consultas más frecuentes en los consultorios médicos. El dolor, así como los cambios y molestias al ir al baño están entre los síntomas de este síndrome que con un buen tratamiento mejoran o desaparecen.

El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno muy común en todo el mundo, con tasas de prevalencia del 9 al 23% en la población general.  (Foto Prensa Libre: Andrea Piacquadio en Pexels).

El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno muy común en todo el mundo, con tasas de prevalencia del 9 al 23% en la población general. (Foto Prensa Libre: Andrea Piacquadio en Pexels).

Es bastante común que los pacientes que presentan las molestias de intestino asistan al médico en un rango de edad entre los 30 y los 50 años. Las mujeres son el grupo más es afectado.

Aunque los especialistas refieren que cada vez más jóvenes y niños están siendo diagnosticados con estos síntomas que incluyen el dolor o el malestar abdominal asociado con la alteración de los hábitos intestinales.  En los menores esto se llama dolor abdominal crónico.

No es una condición que  ponga en peligro la vida, el síndrome de intestino irritable, SII, es un trastorno que produce un sufrimiento y el paciente tiene un impacto negativo en la calidad de vida.

Una encuesta en Estados Unidos encontró que la dieta y la elección de alimentos, salir a comer, realizar viajes largos e irse de vacaciones eran significativamente más problemáticos para los pacientes. Casi una cuarta parte de las personas afectadas había perdido compromisos sociales, el 11% había faltado al trabajo, una de cada cuatro personas trabajaba menos horas y el 67% se sentía menos productivo debido a sus síntomas. El número promedio de días de enfermedad que provocaron ausentismo fue de 6,4.  Para algunos esta situación es deprimente.

 

Los síntomas y tratamientos

Héctor Luna, gastroenterólogo comenta que tiene muchas variables en los síntomas y manifestaciones.  Por lo regular existe una urgencia de defecación después de comer y se manifiesta con un dolor tipo cólico.

Iris Cotto, del Departamento de Toxicología Julio Valladares Márquez, de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), explica que con regularidad los pacientes tienen una alteración en el movimiento del intestino que podría moverse más rápido o más lento y por ello llegan a presentar diarrea o estreñimiento, así como períodos alterados de ambos síntomas.

El experto también comenta que podría confundirse con otras enfermedades y condiciones. Para diagnosticarlo Luna describe que se hace por exclusión, es decir que se tienen que hacer algunas pruebas como la colonoscopia o endoscopia para descartar que sea otra patología o posibilidades como tumores, celiaquía o diverticulos, que tienen en ocasiones síntomas similares.

El típico paciente también se relaciona con una personalidad ansiosa y estresada, hace referencia el médico.  “Un gran número de personas con este patrón de conducta desarrolla el SII”, agrega Luna.

La SII no es un trastorno psiquiátrico ni psicológico. Sin embargo, hay factores psicológicos que pueden intervenir en la persistencia y en la percepción de gravedad de los síntomas abdominales. y contribuir a empeorar la calidad de vida y el uso excesivo de servicios de salud.

Un estudio presentado en India en 30 pacientes diagnosticados encontró puntuaciones de estrés significativamente más altas en ellos y aunque no era en todos, un poco más del cincuenta por ciento de los casos  tenían ansiedad y / o depresión definidas y clínicamente significativas.

No solo el estrés está asociado a su aparecimiento y es posible que se desarrolle después de un episodio de infección intestinal y también podría aparecer luego de cirugía abdominal y/o pélvica o de un suceso fuerte o de cambios en la vida cotidiana.

A continuación se presentan algunos de los síntomas descritos en la literatura médica.  Aunque en ocasiones también se ha relacionado con otras manifestaciones como dolor de espalda, dolores musculares, mareos, fatiga y fiebre, por mencionar algunos.

• Heces duras o grumosas
• Sensación de evacuación incompleta
• Hinchazón
• Presencia de moco en las heces
• Heces sueltas y acuosas
• Urgencia de ir al baño
• Indigestión
• Náuseas
• Saciedad precoz
• Pérdida de apetito
• Acidez
• Vómitos

Al hablar de los tratamientos Luna refiere que el ideal es trabajar de forma integral y hacer diferentes cambios de vida como prestar más atención a los hábitos alimenticios.  El proceso llevará también un acompañamiento farmacológico que ayude a la movilidad del intestino.

Algunos pacientes necesitarán ansiolíticos para que se relajen y no estén tan nerviosos, lo cual complica el cuadro. El SII se controla y algunos llegan a curarse cuando mejora su ritmo de vida.  En algunos debe considerarse apoyo psicológico como hipnoterapia, psicoterapia o terapia de grupo.

La página de Mayo Clinic también explica que el síndrome no produce modificaciones en el tejido intestinal ni aumenta el riesgo de cáncer colorrectal.

La alimentación es fundamental

Es esencial reconocer el papel que los alimentos tienen sobre el tracto digestivo y los órganos que ayudan al proceso de digestión y absorción.   El particular quienes padecen de enfermedades gastrointestinales perciben el beneficio de su dieta para el alivio de los síntomas.

La Organización Mundial de Gastroenterología recomienda la asesoría de un nutricionista para evitar que existan desbalances y la alimentación sea completa.

Está alterado su patrón de evacuación de las heces y no es normal, así como el resto de molestias.  “Con la alimentación y hábitos de vida se puede ayudar al organismo a facilitar estos procesos.

Una alimentación completa,  el ejercicio regular y dormir bien ayudará a mejorar, pero en ocasiones no es sencillo cambiar los hábitos, dice la especialista.  El ideal es incluir los diferentes grupos de alimentos lo más natural posible.

Se ha comprobado que el ejercicio ayuda al movimiento intestinal. (Foto Prensa Libre: Valeria Ushakova en Pexels)

Cotto expresa que todos deberíamos comer de esa manera y es el elemento principal. Lo anterior asegura que se tenga en el cuerpo la cantidad recomendable de fibra para consumir, esta es fundamental en la vida de un paciente con SII.  Entre las buenas fuentes de fibra dietética se incluyen los cereales integrales, frijol, garbanzo, lentejas, raíces, tubérculos, nueces, semillas, verduras y frutas.

Al recibir esta el intestino se esfuerza más  y esto motiva a un mejor movimiento del órgano para que se facilite la digestión. La fibra en sí ayuda al aumento del volumen de las heces y a la disminución del tránsito intestinal y se estudia actualmente sus efectos positivos sobre la reducción de la presión sanguínea, el aumento de la sensación de saciedad, la pérdida de peso, entre otros posibles beneficios.

La recomendación es el aumento gradual de la ingesta de fibra a través de la dieta de 20 a 30 gramos al día. Compartimos una breve tabla para que conozca cuánta fibra tienen los alimentos y que le sirva en su proceso de selección de los mismos.  Por lo regular el consumo de cinco porciones de frutas le ayudará a alcanzar parte de la meta diaria:

  • ½ taza de frijoles cocidos (6.5 g de fibra)
  •  ½ taza de cereal de salvado de trigo (9.1 g de fibra)
  • 1 taza de calabacín, cocido (6.6 g de fibra)
  •  1 naranja grande (7.2 g de fibra)
  •  1 taza de frambuesa (8.0 g de fibra)
  • 1 taza de pasta de trigo integral, cocidos (5.9 g de fibra)
  •  1 taza de brócoli, hervido (5.5 g de fibra)

Otro de los puntos que destaca la Asociación Mundial de Enterología es que si bien los consumidores también están recurriendo al uso de suplementos de fibra y laxantes a granel como fuentes adicionales de fibra, el mejor consejo es consumirla en los alimentos.

En su alacena procure que no falten especias como el comino y orégano, así como el té de manzanilla y pericón, que por excelencia son digestivos y ayudarán en ese proceso.

Otro elemento fundamental para ayudar al proceso digestivo es beber suficiente agua, un mínimo de tres litros diarios en adultos.  Sin olvidar consumir una cantidad adecuada de grasas saludables, como aceite de maíz, canola y aguacate.

Cotto motiva a los pacientes a dejar fuera en lo posible las comidas procesadas porque no tienen fibra y en su lugar contienen demasiada grasa.  El ideal es volver al consumo de comida casera e incluir regularmente dentro de la dieta ensaladas, vegetales y frutas.

Una alimentación que incluya todos los grupos de alimentos y sea lo más natural posible será de beneficio para la salud del cuerpo. (Foto Prensa Libre: Trang Doan en Pexels)

 Qué alimentos evitar

A los pacientes se les sugiere eliminar de su alimentación los alimentos que irritan la mucosa gástrica.  Entre este grupo están el café, té negro y verde, especies picosas y el chile.

El alcohol también entra en este último grupo porque afecta la motilidad gastrointestinal, la absorción y la permeabilidad intestinal.

Momentos de crisis

Puede consistir tanto en un episodio de diarrea o bien todo lo contrario.

  • Diarrea: lo mejor es tomar agua de arroz, no comer tanta fibra por el momento y preferir  alimentos cocidos.
  • Estreñimiento: el ideal es aumentar la cantidad de fibra e incluso se podría apoyar de suplementos de linaza molida, semilla de chía y avena.

La vitamina que no puede faltar

Estudios previos han revelado que la deficiencia de vitamina D es prevalente en pacientes con SII.   Para obtenerla es suficiente con recibir 10 minutos diarios de luz solar, así como a través de una alimentación completa.  En la alimentación, la vitamina se encuentra en pescados grasos, hígado de res, queso, huevo, así como por alimentos fortificados como leche, cereales y otros.

Si se desea consumir como suplemento alimenticio es preciso hacerlo bajo seguimiento con un especialista.  Abusar de esta opción podría llevar a signos de toxicidad como náusea, estreñimiento, debilidad, falta de apetito, entre otros, incluso de daño a los riñones o de demasiado calcio en la sangre, lo cual causa confusión y problemas del ritmo cardíaco.

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