Este proceso de conocimiento mutuo se va dando conforme avanza el tiempo. En ocasiones hasta olvidamos que la persona que tenemos al lado ha sido formada a partir de sus experiencias y su convivencia con sus allegados desde la infancia hasta la actualidad.
Elizabeth Caravantes, psicóloga clínica, refiere el dicho “si te casas con esa persona, te casas con su familia”. “Se trata de un proceso de duelo. Aunque no nos despedimos de nuestra familia, mostramos un interés genuino de ser parte de una familia que no es la nuestra”, dice.
“Cuando empieza a unirse a una persona, se unen las familias. En ese sentido, conocer a los suegros es importante porque es donde empieza a establecerse la relación con el núcleo familiar”, indica Jaime Estuardo Reyna, psicólogo clínico. Para los padres también es un paso importante porque desean lo mejor para sus hijos, comenta el experto.
¿Reunión espontánea o planificada?
Conocer a los padres de su pareja podría darse espontáneamente o tal vez necesite organizar una reunión formal para presentarse. Esto dependerá de la manera de pensar de las familias y de la personalidad de los novios.
“Hay personas que son reservadas y les resulta más difícil o necesitan más tiempo que otras que no necesitan de la concertación de una reunión para conocerse”, explica el psicólogo. Lo importante es que las personas involucradas se sientan cómodas con la decisión que se tome.
“Si se trata de un acuerdo entre la pareja, ambos deben sentirse bien con este paso. Es una manera de formalizar su relación, es un compromiso y no debe verse como una obligación, sino como una decisión de querer estar juntos”, asegura Reyna.
El diálogo en pareja
Si esto se da o está en vísperas de llevarse a cabo, la pareja debe preguntarse cuál es el motivo de dar este paso en su relación. “Conversen si se trata de la posibilidad de formalizar y casarse. Vívanlo como una aventura para conocerse y amarse”, aconseja Reyna.
Debe prevalecer el respeto
Al momento en el que conozcamos a la familia de nuestra pareja, debemos tener presente que se trata de personas con las que no necesariamente compartamos siempre la misma opinión. “Son personas capaces de cometer errores y que podrían temer a que dañen a su hijo. Póngase al servicio de los demás, ame inteligentemente y busque adaptarse para tener una convivencia en paz”, aconseja Caravantes.
También debe tener presente la unión de las familias, así que es conveniente que ambas partes se sientan acompañadas, que puedan entender que a futuro esa será su familia. Debe existir confianza para poder transmitirlo mutuamente.
Evite temas polémicos
Recuerde que lo ideal es que la relación entre la familia y la pareja sea armoniosa, así que lo recomendable es evitar tocar temas polémicos, especialmente porque sería el primer encuentro y desconoce a fondo la manera de pensar de sus suegros. “Tenga como base el respeto. Esto es clave para poder coexistir unos con otros”, añade Reyna.
Sea auténtico
En todas las situaciones posibles, Reyna dice que lo mejor es ser auténticos. “Si finge ser alguien que no es, si intenta aparentar por temor al rechazo, podría resultar más difícil y en algún momento esto se va a acabar, se podría equivocar”.
Los familiares de su pareja necesitan conocerlo y, si usted finge, caerá en su propia “trampa”. No mostrará su verdadero yo e impedirá que se forme una relación genuina, que lo aprecien por sus verdaderas características. No busque llenar falsas expectativas.
Que todo fluya
Lo mejor es que la convivencia se dé cómodamente, sin mayores discusiones y, cuando estas sucedan, que las emociones fluyan para superar el enojo ola frustración. “Cuando una relación es nutritiva para ambos, no hay desgaste y no nos sentimos obligados a estar donde no queremos. Nuestra naturaleza es ser sociales y debemos aprender a reconocer cuando somos incompatibles”, agrega.
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