El apego es un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida y durante la infancia, entre la madre o cuidador y el niño. Su función es asegurar el cuidado, desarrollo psicológico y por supuesto la formación de la personalidad.
Si al niño entre 0 y 7 años se le brinda la seguridad, confianza, respeto, amor, límites y estructura de forma apropiada, este creará un apego seguro, lo que significa que podrá sentirse perteneciente a un grupo, será habitual sentirse confiado, y podrá gozar de relaciones interpersonales y de pareja saludables.
Si, por el contrario, está expuesto a maltrato infantil, descuido, negligencia, abandono, abuso físico o sexual de parte de su madre o cuidador, es muy probable que desarrolle algún tipo de apego patológico y esto podría desencadenar incluso en algún trastorno psicológico.
Los tipos de apego patológico son:
Apego ansioso
Se da cuando los cuidadores en ocasiones cumplen su función de proteger y proporcionar seguridad al infante y en ocasiones descuidan al niño convirtiéndose en padres negligentes. El resultado son personas ansiosas, angustiadas, temerosas, inseguras, que pueden tener miedo a la separación, necesidad de estar muy cerca de la madre, etc. En sus relaciones de pareja pueden sentirse poco amados y llegar a ser posesivos. Esta sintomatología puede desencadenar un trastorno dependiente de la personalidad.
Apego evitativo
Desde muy pequeños aprendieron que no había nadie que cuidara de ellos y se convirtieron en niños sumamente independientes y autosuficientes, pero con niveles muy altos de ansiedad, estrés y desconfianza. Por lo regular, de adultos son personas que rechazan la intimidad, tienen dificultades de relación con sus pares, no logran cercanía social y podrían desencadenar un trastorno evitativo de la personalidad.
Apego desorganizado
Es una mezcla entre un apego ansioso y un apego evitativo. Por lo regular estos niños son maltratados por los cuidadores y en otras ocasiones el descuido es tal, que se sienten totalmente solos y abandonados. De adultos pueden llegar a ser agresivos, sus relaciones interpersonales son muy variantes e inestables, carecen de empatía y se sienten muy solos y vulnerables.
Si observa esta sintomatología en usted mismo o en uno de sus seres queridos, es muy importante recibir apoyo psicológico. Se le proporcionará un tratamiento adecuado y su vida puede llegar a ser más estable emocionalmente.
*Docente del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades, Universidad Rafael Landívar.
Escríbanos a buenavida@prensalibre.com.gt y un especialista de la Universidad Rafael Landívar responderá sus preguntas.
Para más consejos y recursos de relevancia para su salud mental y más, visite el blog: Landívar en casa: https://landivarencasa.url.edu.gt/