Los síntomas secundarios a la deficiencia estrogénica, además del cese de la menstruación, son múltiples; pero los que más afectan la calidad de vida son los síntomas vasomotores “calores o bochornos”, los trastornos genitourinarios (por ejemplo: resequedad vaginal, infecciones urinarias etc.), osteoporosis, aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares y en ocasiones cambios en el estado de ánimo, así como trastornos del sueño.
El objetivo de la terapia de reemplazo hormonal es compensar el déficit de estrógenos, reduciendo así los síntomas y las alteraciones que ocasiona.
Se pueden utilizar únicamente estrógenos en caso de que la paciente no tenga útero, caso contrario se debe utilizar además un progestágeno para evitar la hiperplasia endometrial secundaria al estrógeno. Actualmente, los estrógenos pueden emplearse por vía oral, en parche transdérmico y vía vaginal, según los síntomas que la mujer presente.
El uso de la terapia de reemplazo ha demostrado reducir el riesgo de osteoporosis y es el mejor tratamiento para reducir los síntomas vasomotores y alteraciones genitourinarias; por lo que no debe descartarse su uso.
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Existe mucha discrepancia respecto a la utilización del reemplazo hormonal, a este respecto es necesario individualizar a la paciente y tomar en cuenta los antecedentes de cáncer en la familia, así como la existencia de determinadas enfermedades en la paciente y sobre todo los síntomas, la calidad de vida y la preferencia de la paciente.
Idealmente, para iniciar la terapia hormonal se deben cumplir algunos requisitos con el fin de que el beneficio de su utilización supere los riesgos. Usualmente, puede usarse en mujeres menores a 60 años, que tengan menos de 10 años de haber comenzado la menopausia y que no tengan contraindicaciones para su empleo. Las mujeres que presenten falla ovárica prematura o déficit estrogénico secundario a cirugía también son candidatas a la terapia. En este último caso pueden utilizarse anticonceptivos y al acercarse a la edad de la menopausia se reducen las dosis de forma paulatina, con el fin de imitar el proceso fisiológico de la menopausia, pero sin producir molestias.
Las principales contraindicaciones para la terapia hormonal incluyen cursar con cáncer de mama o tener antecedente de este, así como antecedente de cáncer dependiente, estrógenos, trombosis venosa profunda, embolia pulmonar, sangrado vaginal anormal sin diagnóstico, enfermedades hepáticas, y enfermedad embólica arterial (por ejemplo, infartos).
Los beneficios de la terapia son múltiples, sin embargo, no se encuentra exenta de riesgos, por lo que la paciente debe tener un monitoreo periódico en el que se realice un examen físico completo, además de realizarse estudios de laboratorio y de gabinete como mamografía con el fin de obtener los mejores resultados en la paciente.
Individualización de casos
Dra. Amelia Eloina López Pérez, Endocrinóloga, Miembro de la Asociación de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición de Guatemala. Integra Medical Center Tel. 22790907
Existe mucha discrepancia respecto a la utilización del reemplazo hormonal, a este respecto es necesario individualizar cada caso.