Según explica la Academia Bávara de Jardinería, en Alemania, la mejor ubicación para esta planta es un lugar cálido, con sol. Si el suelo es más bien pobre, calcáreo y seco, la planta no crecerá tan rápido, aunque su aroma será más intenso.
Un puñado de compost al año es suficiente para asegurarse de que cuente con los nutrientes necesarios.
Por otro lado, la salvia de jardín nueva debe plantarse a principios de la primavera, mientras que las plantas ya crecidas deben podarse como muy pronto a finales del invierno.
Es posible usar la salvia en la cocina, como remedio casero y como fuente de alimento para los insectos:
La salvia en la cocina
Las hojas tienen un aroma ácido y dominante, así como un sabor ligeramente amargo. Por eso conviene usarlas con moderación y combinarlas con especias de sabor fuerte. La salvia es muy versátil y aporta un sabor mediterráneo a los platos de pasta, a las verduras y las comidas con carne y pescado.
La salvia como remedio
En general, se considera que los aceites esenciales y los taninos de la salvia tienen un efecto germicida, antiinflamatorio y antiespasmódico, y que también inhiben la transpiración. Por eso se usa esta hierba en infusiones para tratar afecciones digestivas, inflamaciones bucales y en la garganta, así como también contra la sudoración intensa, como por ejemplo durante la menopausia.
Salvia para los insectos
Las flores de la salvia proporcionan polen y néctar a los insectos. Por eso no conviene podar todos los brotes al mismo tiempo, es mejor cortar aproximadamente la mitad de ellos solo después de la floración. De este modo, estas ramas florecerán antes, lo que alegrará a las abejas melíferas y demás insectos.