Para Andrés Asturias, psicólogo, la fidelidad consiste en “un contrato cultural que se establece de forma tácita o explícita entre los miembros de una pareja”.
Cuando se trata de relaciones sentimentales, las parejas pasan por distintas fases que implican la liberación de hormonas, como la oxitocina (también conocida como la hormona del amor), que produce la sensación de seguridad en los vínculos emocionales.
Esta es estimulada con el contacto físico, la calma y la escucha, que forma parte de una buena comunicación. La etapa del enamoramiento llega a un punto final, en el que se deja de idealizar a la persona y se comienza a amarle como realmente es.
Sin embargo, este no es el caso de todas las personas. Cuando se acaba esta sensación de enamoramiento, hay quienes buscan las sensaciones que provocan las hormonas, en personas ajenas a la relación.
“Muchas veces es el aviso demasiado tardío de otros conflictos e insatisfacciones más importantes que no han sido manejados”, expresa Asturias.
Cuando fallan elementos fundamentales en estos vínculos amorosos, como la comunicación, la relación podría terminar en resultados insatisfactorios para ambas partes.
De igual forma, cuando la confianza se rompe, cuando se miente de forma consciente y se da lugar a un comportamiento inadecuado con la participación de terceros, se da cabida a la infidelidad.
“Romper ese contrato (de fidelidad) es dañar la confianza en que no se comprometerá la relación por alguien más”, agrega Asturias.
¿Qué podría haber detrás?
Para muchos, la infidelidad es realmente injustificable, pero podría tener implicaciones psicológicas. Asturias explica que esta se puede dar por varias razones: insatisfacción de necesidades sexuales o afectivas, por conflictos de pareja, enamoramiento con otra persona, por ego, inseguridad y aburrimiento.
Asimismo, también “influye la cultura que promueve la infidelidad como algo divertido e inofensivo, siempre que el otro no se dé cuenta”, agrega el psicólogo Asturias.
- Persona evitativa
Pese a que suena contradictorio estar en una relación comprometida, esta persona valora la libertad y no desea sentirse dependiente de alguien.
Como una medida para demostrarse a sí misma que no está atada a nadie, recurre a la infidelidad cuando siente que la relación va muy en serio.
- Por rebelión
Aunque existen distintas formas para salir de los problemas, cuando una persona se siente oprimida por su pareja ya que se dan relaciones de poder.
En este caso, la persona decide ser infiel para salir de este círculo.
- Por inseguridad
Siempre es importante tener una buena autoestima y amarse a sí mismo, sobre todo cuando se está en una relación. El amor propio permite compartir un vínculo de forma sana.
Sin embargo, hay quienes olvidan este factor y comienzan a desarrollar un sentimiento de envidia hacia su pareja, sintiéndose inferior, menos atractivo y con menos valor.
Para demostrar que, de algún modo, son mejores, recurren a la traición de su pareja.
- Venganza
En algunos casos, las relaciones no son tan sanas y suele haber peleas y problemas que no se platican, solamente se acumulan.
En lugar de buscar resolver dichos conflictos, se decide caer en infidelidad como un castigo hacia la pareja.
- Climaterio
El climaterio es el periodo de vida en el que la persona alcanza la vejez.
En esta etapa se busca demostrar que todavía existe la potencia sexual.
Sea por el aburrimiento o la pérdida de interés hacia la pareja, en la edad adulta también se da la infidelidad.
- Traumas
En algunos casos, se desconoce la existencia de traumas en la sexualidad de la pareja. Estos también podrían motivo de la infidelidad, debido a que estas situaciones afectan la capacidad de desarrollar relaciones sanas.
La persona pudo haber sufrido tanto física como psicológicamente, desde un abuso sexual hasta un abandono emocional.
Una persona que fue abusada en su pasado de esta manera, necesita sentir que tiene el control y por ello recurre a la infidelidad.
¿Cómo podemos enfrentarla?
Descubrir una infidelidad supone enfrentarse a un choque de realidades entre la imagen que se tenía de la pareja y lo que realmente sucedió, por lo que es totalmente normal sentir repulsión y rechazo hacia la otra persona.
Aunque Asturias opina que, en ocasiones, “ambos comparten la responsabilidad, aunque solo uno sea culpable de la traición”. María Inés Elgueta, psicóloga, dice que “la responsable es la pareja que cometió la infidelidad”.
“Muchas veces se toman represalias con la tercera persona en discordia, y esta persona a veces no tiene conocimiento de que la persona infiel ya tenía pareja” dice Elgueta, quien recomienda no buscar culpables y asumir cada quien su responsabilidad.
“Quien ha padecido una infidelidad, inicialmente tiene que manejar el dolor y los recuerdos traumáticos del descubrimiento”, dice Asturias, quien coincide con Elgueta en que se trata de un duelo en el que el acompañamiento psicológico es muy útil.
Existen dos opciones luego de descubrir una infidelidad: continuar con la relación o terminarla.
Si se decide continuar, es importante que ambas partes hagan un esfuerzo para reestablecer la confianza y perdonar, añade Asturias. Para empezar de cero, el perdón es un factor importante porque, si no se perdona, “la relación será hiriente”, agrega Elgueta.
Si no se quiere regresar, Elgueta dice que es importante aceptar que la relación terminó y evitar contacto con la persona, para superar el duelo más rápido.
De igual forma, al iniciar una nueva relación con otra persona, Elgueta explica que es importante haber superado este dolor. “No hay que arrastrar los errores de alguien ni compararlo con la nueva pareja, porque todos somos diferentes”, expresa.
Además de la confianza, es necesario trabajar en la autoestima. No se pregunte por qué le fueron infiel o qué pudo haber hecho para que no sucediera. Dese su valor, reafírmelo y empodérese.
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