Cuando empezaron las reaperturas, el modo híbrido supuso un camino hacia la llamada nueva normalidad, la cual ha consistido en que los colaboradores puedan trabajar a distancia y/o en la oficina.
Este modus operandi ha tenido varios aciertos. Para la psicóloga industrial Beatriz Peña, una mejoría en la estructura del tiempo ha sido uno de los mayores beneficios de trabajar en casa frecuentemente.
Aunque suene paradójico, ya que la mayoría de las personas han permanecido más tiempo conectadas en sus dispositivos electrónicos, el formato híbrido ha dado una mayor posibilidad de modificar agendas y realizar otras actividades personales, dice Beatriz.
No obstante, en cuanto a operatividad de las empresas se refiere, la psicóloga industrial destaca que los retos incrementaron durante la pandemia. “Principalmente se ha debido a razones como horarios y el tratar de no afectar el desempeño de los trabajadores, así como la forma de capacitar y contratar”, explica.
El también psicólogo industrial Flavio Núñez ejemplifica que las entrevistas en la modalidad virtual han variado en cuanto a la manera que los contratantes observan las expresiones o el lenguaje no verbal de los postulantes, los cuales son elementos importantes a la hora de analizar a un candidato.
Por otro lado, las entrevistas en formato virtual también han sido un reto para las personas que buscan un empleo, dice Flavio.
Lo anterior se ha podido evidenciar cuando, por ejemplo, alguien que llega a una entrevista en esa modalidad presenta inconvenientes por la conexión inestable a Internet, o por la ineficiencia del sonido o la cámara.
Núñez comenta que esto ha afectado a la hora de recopilar la información y de intentar hacer una evaluación de los postulantes. A pesar de este reto, los procesos no se han detenido. Tanto reclutadores como futuros colaboradores se unen en el engranaje del formato laboral de la nueva normalidad.
¿Qué se espera de un trabajador?
Cuando una persona es contratada en una empresa se esperan varias cosas de ella, pero ¿qué ocurre en la modalidad híbrida? ¿cuáles son las distinciones más allá de lo que era una contratación antes de la pandemia?
A consideración de Flavio Núñez, la adaptación es primordial en esta época. Esta capacidad hace referencia a la manera en que los nuevos colaboradores puedan ser competentes frente a una operatividad marcada por los cambios constantes y la urgencia de los resultados.
“El manejo de la tecnología, así como herramientas de organización y para la creación de informes son cruciales en esta época”, dice el psicólogo especializado en área laboral.
Esto se suma a una disposición para asumir responsabilidades en cualquier momento, y de proponer una mejor operatividad.
Además de estas facultades, la búsqueda de actualizaciones personales también es importante. El hecho de buscar formarse en cursos, mejorar idiomas y capacidades tecnológicas siempre suman, dice Flavio Núñez.
Beatriz Peña agrega que la autogestión es otro detalle imprescindible, ya que, al no tener a los jefes próximos al área de trabajo, los colaboradores deben organizar de la mejor forma su tiempo para cumplir con sus atribuciones y no esperar a que le pidan resultados. Lo anterior podría comprenderse también desde la autoexigencia.
Para que la autogestión y la adaptación puedan trabajarse, también resulta necesario que las competencias esperadas estén claras para los colaboradores. Esto dependerá del nivel de comunicación que sostengan los contratantes o líderes con ellos.
“Es necesario que exista constante diálogo a través de videollamadas, mensajes o correos electrónicos. Por otro lado, las actividades presenciales pueden complementar en el sentido que los compañeros pueden desenvolverse con más facilidad”, apunta Beatriz.
Estar acompañado (a pesar de la distancia)
Otro componente para considerar durante el laburo y en la modalidad híbrida, es el estado de la salud mental y la manera en la que se gestionan las emociones.
Flavio Núñez comenta que tanto reclutadores como futuros trabajadores deben caracterizarse por tolerar la frustración, ya que se vincula a la adaptabilidad. Aunado a esto, debe perdurar una disposición para encontrar soluciones y no dejar que el estrés gane.
Contemplar un plan B y hasta un plan C, es totalmente válido dice Núñez. La importancia de ello radica en cuanto a que la mente se prepara para cualquier imprevisto y la ansiedad o el miedo afectarían menos.
Aunque la responsabilidad por ejecutar los planes radica en cada trabajador, resulta efectivo contar con una “red de apoyo” -en el caso del trabajo, los compañeros- quienes puedan escuchar y acompañar ante las misiones atribuidas que a veces resultan dificultosas.
Estas redes de apoyo se pueden activar en una modalidad virtual a través de llamadas, mensajes o correos electrónicos. Esto solventa la proximidad que suele existir cuando los empleados están en el espacio de trabajo.
De acuerdo con Beatriz Peña, en medida que los trabajadores se sienten escuchados y en compañía se puede lograr un mejor desempeño.
El optimismo es otro valor indispensable ante una nueva etapa de trabajo, y sobre todo si se trata de un formato novedoso como el híbrido, dice Flavio Núñez. Esto permitirá de igual manera que los trabajadores estén dispuestos a salir de su zona de confort y exploren nuevas posibilidades.