La investigación revisó los datos de 2 dos 506 participantes del Estudio sobre el Riesgo Coronario en Adultos Jóvenes, que comenzó en 1985, que se dividieron en tres grupos, en función de su consumo diario de frutas y verduras.
Las mujeres que más fruta comieron tomaron una media de casi nueve porciones de frutas y verduras y los varones más de siete porciones diarias. En el grupo de menos consumo solo consumían 3.3 porciones 2.6 porciones diarias respectivamente. Todas las raciones estaban basados en una dieta de 2 mil calorías al día, según el sitio abc.es
Los resultados mostraron que las personas que comían más frutas y verduras en el comienzo del estudio tenían un 26 por ciento menos probabilidades de desarrollar placa calcificada 20 años más tarde, en comparación con los que comían la menor cantidad de frutas y verduras.
Los resultados mostraron que las personas que comían más frutas y verduras en el comienzo del estudio tenían un 26 por ciento menos probabilidades de desarrollar placa calcificada 20 años más tarde.
No hay que esperar
Estudios anteriores ya han demostrado una fuerte asociación entre comer más frutas y verduras y la reducción de riesgo de enfermedad cardiaca entre los adultos de mediana edad. Sin embargo, este es el primero que ha examinado si comer más frutas y verduras durante la juventud tiene como consecuencia una mejora en la salud del corazón y vasos sanguíneos años después. “La conclusión es que no se debe esperar a ser mayor para comer sano”, explica Michael Miedema.
Al inicio del estudio, en 1985, los participantes proporcionaron una historia detallada de dieta y de otras variables relacionadas con el estilo de vida y factores de riesgo cardiovascular como la presión arterial, tabaco, peso y otros.
Veinte años más tarde, los participantes se sometieron a una tomografía computarizada para detectar la acumulación de calcio en las paredes de las arterias del corazón, que se calcula como un valor de calcio de las arterias coronarias.
Las puntuaciones de calcio coronario más altas se asocian con un mayor riesgo de ataques cardíacos y otros eventos de cardiopatía coronaria.
“Nuestros hallazgos apoyan iniciativas de salud pública destinadas a aumentar la ingesta de frutas y verduras como parte de un patrón de dieta saludable”, dijo Miedema. “Se necesita más investigación para determinar qué otros alimentos afectan la salud cardiovascular en los jóvenes”, añadió