Los clásicos aderezos para el pan nunca pasan de moda y aportan variedad a la hora de comer, en especial los elaborados de forma casera. Lo bueno es que estas cremas untables se preparan más rápidamente de lo que muchos piensan.
Michaela Lühr, bloguera de alimentos y autora de libros de cocina, destaca que en promedio se necesitan apenas diez minutos.
El requisito previo es tener todos los ingredientes en casa. Aquí es donde entra en juego la siguiente gran ventaja de las cremas untables, y es que se pueden hacer con casi cualquier cosa.
Una vez que se aprenden los pasos básicos, se puede preparar una pasta para untar con los ingredientes favoritos en un instante.
La base
La clave de estas salsas o cremas es contar con un ingrediente base untable. A menudo se utilizan productos lácteos como queso crema, crema de leche o nata, o sus correspondientes sustitutos a base de soja o frijoles.
También son adecuados los purés de legumbres o frutos secos. Y hablando de purés, se necesita una batidora o licuadora de mano para preparar la mayoría de las cremas para untar.
Si se utiliza queso crema o yogurt como base, es mejor utilizar un batidor o una cuchara para mezclar los ingredientes. A Michaela Lühr le gusta utilizar un batidor danés. “No incorpora tanto aire en comparación con una batidora eléctrica o licuadora”, asegura. El queso crema y el yogur conservan su consistencia cremosa y la pasta para untar no queda demasiado líquida.
Además de la base untable, se necesita un ingrediente para darle sabor, que puede ser verdura, fruta, hierbas, pescado o carne. La elaboración casera permite decidir qué cantidad utilizar.
Varios libros de cocina y páginas de internet están repletos de recetas. Al principio, es aconsejable ceñirse a la receta. Aunque no haya mucho que pueda salir mal en la preparación, una receta ayuda a acostumbrarse a la composición básica de estos alimentos. Más adelante, será más fácil crear todo tipo de untables.
Un buen consejo en general es no hacer un puré demasiado fino porque las diferentes consistencias hacen que la comida sea más interesante.
Quien prepara su propia pasta para untar decide con qué prepararla. Todo es posible, desde ingredientes exquisitos de alta calidad hasta alternativas baratas. Los más experimentados pueden utilizar las sobras del refrigerador y convertirlas en cremas para untar.
Por otra parte, todas las cremas para untar caseras prescinden de potenciadores del sabor, aromas y conservantes. Las pastas untables pueden conservarse en el refrigerador de tres a cuatro días. Además, estas salsas sirven también para untar verduras o como base para salteados o guisos de todo tipo.
El condimento adecuado le da el toque especial
Una vez que se hallan los ingredientes básicos y de sabor, entran en juego los condimentos.
Lühr dice que la pasta para untar sabe mejor si contiene el mayor número posible de los cinco sabores: dulce, salado, ácido, amargo y umami.
Especialmente para los principiantes resulta extraño añadir un ingrediente dulce a una pasta para untar salada. Pero al igual que la sal en un plato dulce, una pizca de azúcar en un plato salado realza el sabor del ingrediente principal.
Los componentes amargos del sabor suelen esconderse en las hierbas, como el romero. Y el sabor umami sabroso se encuentra en la pasta de tomate, la salsa de soja, la salsa Worcester, las setas en polvo o incluso los frutos secos. Un chorrito de zumo de limón o una cucharadita de vinagre añaden acidez a la mezcla.
Cremas veganas para untar
Las cremas para untar muestran todo su potencial especialmente en la cocina vegana. En términos de sabor, se puede viajar por todo el mundo sin renunciar a nada. Las legumbres, por ejemplo garbanzos, judías blancas y lentejas, o las semillas y los frutos secos remojados -castañas de cajú, girasol o piñones- van a la batidora como base.
Melanie Hafner, a cargo del blog vegaliferocks.de, apuesta por los copos de levadura para conseguir un “sabor a queso”. Los copos de levadura no van bien en todos los dips, pero si se busca el sabor a queso, son el ingrediente secreto por excelencia y no tienen nada que envidiar al de origen animal.
Un clásico versátil de la cocina vegana es el hummus. La receta de hummus con tomates secos de Hafner demuestra lo sencillo que es hacer un plato para untar.
Se trituran 250 gramos de garbanzos cocidos, 45 gramos de tomates secos, un diente de ajo, el zumo de medio limón, dos cucharadas de aceite de oliva y media cucharadita de sal en una batidora hasta que quede cremoso. Solo se añade un poco de agua si es necesario. Listo.
El paladar ama las consistencias diferentes
La receta de Michaela Lühr para la salsa de strudel de manzana es un poco más complicada de preparar, pero no requiere tanto tiempo como hornear un strudel.
Se deben poner tres cucharadas de zumo de limón, 50 mililitros de zumo de manzana y una manzana rallada en una olla, llevar a ebullición brevemente, cocer a fuego lento durante 10 minutos y dejar enfriar bien.
A la mezcla ya fría se deben añadir 30 gramos de mantequilla blanda, dos pizcas de canela y 30 gramos de miel, y mezclar. Luego, incorporar 250 gramos de queso quark. Si se desea, se puede agregar 30 gramos de pasas de uva. Y antes de servir, sumarle diez galletas amarettini desmenuzadas. A la lengua le gusta sentir algo distinto y sólido.
