La testosterona es una hormona producida principalmente en los testículos, es responsable de mantener: la salud ósea, distribución de grasa, la masa y fuerza muscular, el vello facial y corporal, la producción de glóbulos rojos y la función sexual, entre otros. Su deficiencia es conocida como hipogonadismo.
El diagnóstico de hipogonadismo se refiere a la incapacidad de producir niveles normales de testosterona y/o espermatozoides, debido a una patología a nivel testicular o en la glándula hipófisis o el hipotálamo que controlan el funcionamiento del sistema reproductor masculino.
En las últimas décadas, se creó una alta prescripción indebida de testosterona al ser utilizada como un revitalizante para combatir el envejecimiento, la disfunción sexual y la obesidad, a pesar de que su eficacia y su seguridad aún no se han probado y son dudosas. Sin embargo, la única indicación inequívoca del uso de testosterona es la terapia de reemplazo para el hipogonadismo patológico.
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Los síntomas y signos de la deficiencia de testosterona son inespecíficos. Algunos relacionados, pero no únicos, pueden ser: cambios físicos como aumento de la grasa corporal, reducción del volumen y fuerza muscular, disminución de la densidad ósea; cambios emocionales como disminución de la motivación o autoconfianza. Así como problemas de concentración; cambios en la función sexual como reducción del deseo sexual, infertilidad o menos erecciones espontáneas.
Algunos de estos signos y síntomas pueden ser causados por otros factores, como los efectos secundarios de los medicamentos, la apnea obstructiva del sueño, enfermedades tiroideas o diabetes mellitus descontroladas, las cuales son más frecuentes a mayor edad. También es posible que estos factores causen bajos niveles de testosterona, por lo que el tratamiento de estas condiciones asociadas podría tener un aumento en los niveles.
Por lo que ante mediciones de testosterona baja debe realizarse una evaluación general de la salud para excluir enfermedades sistémicas, trastornos de la alimentación, ejercicio excesivo, trastornos del sueño, uso de drogas recreativas y uso de ciertos medicamentos.
Las diversas guías de tratamiento con testosterona, elaboradas por sociedades endocrinológicas, no recomiendan su uso prolongado y sugieren ser cuidadosos en hombres con datos clínicos sugestivos de deficiencia. Lo anterior tomando en consideración los riesgos potenciales de la terapia, tanto cardiovasculares y de tromboembolismo, así como de neoplasia prostática.
Además, existen afirmaciones de beneficios no probados o inseguros de la testosterona, que en su mayoría representan ilusiones sobre el rejuvenecimiento. Es por ello que el uso de testosterona debe ser indicado por un especialista después de discutir los beneficios y riesgos de cada caso.
Signos inespecíficos
Doctor Sergio Ramírez Ortiz, endocrinólogo, Miembro de la Asociación de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición de Guatemala.
Los síntomas y signos de la deficiencia de testosterona son inespecíficos.