Vida

Supersticiones de antaño

Acercarnos a su orígenes puede ayudar a comprender su sentido en otro tiempo y en otros lugares

No pasar debajo de una escalera o que el novio vea el vestido de la novia antes de la ceremonia, son algunas de las supersticiones más conocidas aunque hay otras que seguimos sin explicarnos el porqué.

Por Isabel Pose

Se trata de creencias ancestrales que difícilmente pueden ser desterradas del inconsciente colectivo y que sólo profundizando en su origen tal vez podamos encontrar lo que en su momento las justificó. Y a partir de ahí, es probable ver el absurdo (en la realidad actual) de esas ?creencias extrañas a la fe religiosa y contrarias a la razón? que según los diccionarios son las supersticiones.

Existen razones

Muchas creencias abundan en nuestros días, sin embargo, casi nadie siente la curiosidad del porqué de las mismas, cuándo se iniciaron, o qué las provocó. Por lo general las hacemos nuestras sin preguntarnos nada, cuando lo normal sería que nos hubiéramos parado a reflexionar, a pensar e investigar el porqué de esas supersticiones que han permanecido vigentes a lo largo de tantos miles de años.

Peter Lorie, viajero incansable y escritor de numerosas obras de ficción, es el autor de un trabajo de investigación sobre las supersticiones que, con el título El Gran libro de las supersticiones, nos revela de dónde vienen. Sin embargo, la bibliografía sobre el origen de las supersticiones más conocidas por el mundo occidental es más amplio y poco complicado de conseguir.

En conclusión

Viajar al origen de todas estas supersticiones no es difícil. Algunas de ellas parecen dictadas por la lógica: si uno pasa bajo una escalera tiene más posibilidades de que le caiga encima algo que se está manipulando arriba, que si pasa esquivándola; otras, en cambio, nacieron por asociaciones menos lógicas.

Como vemos hay supersticiones para todos los gustos y creencias, más y menos sofisticadas, pero lo importante es su perdurabilidad en el tiempo y que una sociedad las mantenga vivas sin saber la razón de su existencia, ni mucho menos el motivo de su nacimiento. Vale la pena acercarnos a los orígenes más universales, donde los datos de la historia y la cultura pueden ayudarnos a comprender su sentido en otro tiempo, y quizás también, en otros lugares.

El espejo roto reporta siete años de desgracias, para evitarlo basta con enterrarlo. El motivo de esta superstición es lo caro que resultaba el vidrio en la antigüedad. La referencia a los siete años venía a colación de que para el hombre representaba un ciclo de vida completo. Otra, encerder tres cigarrillos con un fósforo; algunos aseguran que en la guerra de los boers, cuando se encendía más de un cigarrillo con la misma cerilla se daba tiempo al enemigo de hacer puntería y disparara.

Martes y el 13: procede de la relación entre el día martes y Marte, dios de la guerra y, por lo tanto, de la destrucción. En la superstición el 13 se convierte en el favorito: No viajen el 13, no se sienten 13 en una mesa, etc. También la mitología nórdica lo menciona (12 dioses reunidos, muere el treceavo, Balder); los Evangelios (12 apóstoles y muerte de Cristo, el treceavo), y los relatos del Grial (la Mesa Redonda tiene un ?asiento peligroso?, el treceavo), coinciden en condenarlo al ostracismo.

No abrir un paraguas en un lugar cerrado: Ésta es una superstición que viene de Oriente, donde los paraguas llegaron a ser en la China del siglo Xl objetos de culto solar, y por eso extenderlos sin la presencia del sol equivalía a sacrilegio.

Animales:¿Quién no ha visto colgada en el interior de un vehículo una pata de conejo? ¿O a un jugador de ruleta acariciándola? Sin embargo, el que se lleva el protagonismo es el gato negro. Asociado a los malos augurios desde la remota antigüedad, se dice que los felinos absorben las malas vibraciones y por tanto se acercan siempre a personas conflictivas. Se creyó en la Edad Media que el diablo y las brujas podían convertirse en gatos negros.

El matrimonio: Uno de los rituales que más supersticiones conlleva es el de la boda: no ver a la novia el día antes, las flores arrojadas por encima del hombro, el color de la ropa, el beso que la novia da al novio al terminar la ceremonia.

Éste último es todo lo que queda de un antigüo ritual donde ¡para que se considerara consumado el matrimonio, la pareja hacía el amor por primera vez ¡ante los ojos de la mitad del poblado!.