Un ejemplo es el caso de Heidy Veliz, quien en 2013 se molestó porque llegaría tarde a su trabajo y culpó al carril reversible en Ciudad Real, por lo que atravesó su vehículo en ese tramo para bloquear el tránsito como forma de protesta, lo que le hizo acreedora a cientos de ataques en las redes sociales.
Un año antes la usuaria de Twitter @MeelyC_ también fue objeto de críticas, memes y burlas de parte de la implacable comunidad digital guatemalteca, luego de que escribiera en una publicación que había entregado su virginidad.
Aunque en cuestión de días o semanas, la atención a una persona se disipa y pasa a otra víctima, el acoso cibernético puede dejar secuelas en sus víctimas.
El psicólogo Estuardo del Águila manifiesta que el bullying es un acoso continuo y constante hacia una persona y regularmente los agresores identifican a su víctima como alguien diferente o ajena a su idiosincrasia.
“Esto va enfocado a quitar ciertas voluntades en el área individual o espacios sociales, el enfoque de los atacantes es aislar al agredido, quitarle voluntades, es decir crearle inseguridad, que es una parte de la voluntad, y le bajan el autoestima”, manifiesta el psicólogo.
Cuando estos ataques pasan a la vida digital como las redes sociales, los correos electrónicos o los servicios de mensajería instantánea, entonces se habla de ciberacoso, expresa Del Águila.
El ciberbullying o ciberacoso, generalmente se asocia el tema con niños o adolescentes; sin embargo, expertos de Eset Latinoamérica explican que los adultos también pueden ser víctimas del acoso cibernético
“Se puede llegar a pensar que ver a los adultos desde el lugar de víctimas de ciberacoso es una exageración, pero solo hace falta mirar los comentarios en las publicaciones de las redes sociales de celebridades, atletas o incluso políticos. Si bien es cierto que son figuras públicas, por lo que están más expuestas, es importante detenerse a analizar cuándo la crítica cruza la línea y se convierte en ciberacoso. Este no se limita a las figuras públicas, cualquiera de nosotros puede convertirse en un objetivo”, aclara Camilo Gutiérrez, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Expertos citan al Centro de Investigación Pew, que llevó a cabo un estudio sobre ciberbullying, el cual revela que cuatro de cada diez adultos en los EE. UU. experimentó personalmente el acoso en línea, y una cuarta parte de los encuestados encuentra su experiencia molesta o muy molesta.
Uno de los usuarios encuestados, de 59 años, mencionó: “Los ciberbullies anónimos son implacables. Encuentran una debilidad y la martillan una y otra vez”.
El ciberacoso refiere a la publicación digital de mensajes mezquinos sobre una persona, que a menudo se realiza de forma anónima y se lleva a cabo principalmente en las redes sociales, así como en servicios de mensajería, secciones de comentarios, foros o incluso en plataformas de juegos.
Expertos de Eset manifiestan que se pueden enfocar en las creencias políticas, religiosas o de otro tipo, así como pueden apuntar a la apariencia física, carácter, género, origen étnico, orientación sexual o cualquier aspecto que pueda presentarse como un blanco fácil.
Es importante saber que la mayoría de las plataformas de redes sociales tienen herramientas para lidiar con cualquier tipo de acoso en línea. En Facebook se pueden reportar comentarios, publicaciones y perfiles ofensivos; el último también se puede bloquear. Instagram alienta a los usuarios a informar cualquier caso de acoso y hostigamiento y acerca recursos para ayudar a quienes lo han experimentado. Twitter, por su parte, también ofrece consejos sobre cómo lidiar con el abuso en línea en su plataforma.
En cuanto a plataformas de juego en línea, la mayoría incluyen algún tipo de aclaración contra el acoso en línea. Por lo general, comprenden una combinación de informes de jugadores y detección automática de comportamiento abusivo, lo que puede derivar en prohibiciones temporales o permanentes para los infractores reincidentes.
“El acoso cibernético nunca es culpa de la víctima: nadie debe ser tratado con dureza y atacado, sin importar quiénes sean, de dónde vienen o a quién aman; en ninguna circunstancia. Si es víctima debe buscar ayuda, tanto de amigos o familiares, como funcionarios de recursos humanos o incluso profesionales de la salud”, apunta Gutiérrez
“También es importante mantener evidencia del ciberacoso, para que pueda mostrar lo que sucedió si decide denunciarlo. Guarde copias de los mensajes directos, publicaciones de blog, publicaciones en redes sociales, correos electrónicos, fotos o cualquier otra plataforma que se haya utilizado”, concluye.
Patología
Del Águila señala que una persona puede cometer abuso cibernético como respuesta a un abuso en el mundo físico, ya que esta sería su forma de contraatacar a su agresor
“El acosado se puede convertir en un acosador cibernético. La persona actúa de forma desesperada y busca medios para vengarse de quien lo agrede en el mundo real, es decir que esto puede ser una respuesta ante el acoso físico”, opina el psicólogo.
El experto en salud mental comenta que la persona agredida físicamente puede encontrar desde un perfil falso la oportunidad de atacar publicando fotos o información comprometedora de la persona, las cuales pueden ser reales o fabricadas.
El psicólogo agrega que en otros casos el ciberacoso es producto de una patología, es decir personas con problemas antisociales que buscan ser el centro de atención y buscan la aprobación de las demás personas, esto en forma de “me gusta” o retweets.
“Sienten satisfacción al atacar a la otra persona, buscan satisfacción a través de ello porque piensan que, al atacar la dignidad de una persona, ellos obtendrán reconocimiento”, comenta Del Águila.
“Las consecuencias del ciberacoso varían en contenido y efecto, pero pueden ser muy traumáticos dependiendo del escenario y especialmente con personas más vulnerables a estos ataques”, explica Del Águila
“Tiene consecuencias en el entorno subjetivo y físico de la persona, ya que toda esta degradación puede distorsionar el autoconcepto y la autoimagen del agredido, llevándolo a conflictos con su entorno, sensación de inseguridad, descontento, depresión y hasta el suicidio”, agrega.
Del Águila comenta que muchas personas que cometen abuso se ocultan en el anonimato porque “detrás de una computadora es fácil sentirse poderoso y ser quien uno quiera”.
“Desde ahí nadie sabe quién es el agresor o qué es lo que quiere directamente. Toman tranquilidad y piensan que no habrá consecuencias a sus agresiones porque no conocen su identidad. Ese es el poder que dan los dispositivos”, apunta el psicólogo.
El psicólogo explica que es necesario resaltar que los ataques en el mundo virtual, pueden tener consecuencias en el plano físico.
Medidas
El experto en salud emocional comparte algunos consejos para comportarse en plataformas digitales y evitar el ciberacoso.
- Comportarse con educación en la Red al momento que nos refiramos a nuestros contactos.
- Ser muy cuidadoso con los datos personales, dónde aparecen y a quién los proporciona: nombre, teléfono, dirección, fotografías, centro escolar. Cuanto menos sepan de usted, mejor, más seguro estará y se sentirá.
- Prestar especial atención a los modales de Internet como saludar, usar gráficos que expresen su ánimo o intención (emoticones).
- Considerar que sus interlocutores pueden tener otra cultura, otra realidad social o malinterpretar lo que está queriendo decir en realidad. Si hay un malentendido, trate de aclararlo con cortesía.
- Nunca responder a una provocación y mucho menos siendo presa de la furia.
- Cuando una amenaza o un acoso es persistente, tratar de guardar lo que pueda a modo de prueba de lo sucedido y cierre la conexión
- Advertir a quien abusa de que está cometiendo un delito.
Nueve formas del ciberbullying
El ciberacoso es un problema que está creciendo a nivel mundial y puede manifestarse de varias formas, por lo que es importante ser capaz de reconocerlas. Con esto en mente, expertos de Kaspersky, empresa encarada de ciberseguridad, elaboraron un listado de nueve formas de acoso cibernético.
Exclusión: es el acto deliberado de aislar a alguien.
Acoso: es una forma prolongada, constante e intencionada de bullying a través de mensajes con insultos o amenazantes.
Poner en evidencia: es el acto deliberado de avergonzar o humillar públicamente a alguien a través de la publicación de información sensible, privada o avergonzante sin su consentimiento.
Ciberacoso: ocurre cuando el acosador amenaza el bienestar físico y/o seguridad de la persona. También puede ser cuando se hace contacto con la víctima con fines sexuales.
Fraping: es cuando el acosador accede a la cuenta de la red social de su víctima y publica contenido inapropiado, haciéndose pasar por la persona agredida.
Humillar: es la acción de enviar o publicar información cruel sobre la víctima para dañar su reputación o sus amistades con otras personas.
Bajo engaño: es el acto de ganarse la confianza de la víctima para que revele secretos o información vergonzosa que el acosador luego publicará en línea.
Trolear: es el acto deliberado de provocar una respuesta mediante el uso de insultos y palabras malsonantes en foros y redes sociales.
Catfishing: es cuando el agresor se roba la identidad (fotos e información personal) de alguien más para recrear perfiles falsos y luego, detrás del anonimato, acercarse a otros usuarios con fines oscuros.