En los sitios web se usan determinados mecanismos de seguimiento que registran y guardan los intereses de los usuarios. La mayoría de las veces esto ocurre a través de las “cookies”, pequeños archivos que quedan almacenados en el navegador. “Los servidores web pueden hacer que el navegador establezca una ‘cookie’ cuando el usuario visita una de sus páginas”, explica Jo Bager, de la revista alemana especializada “c’t”.
“Como las cookies suelen contener identificadores únicos, los sitios web pueden identificar a los usuarios que han visitado sus páginas”, resume Bager. Las cookies pueden ser primarias o de terceros. Las primeras son las establecidas por el sitio web que se visita. Si una página incorpora contenido de otras páginas, estas también pueden colocar sus propias cookies, llamadas cookies de terceros o de origen. “Los anunciantes insertan contenidos en toda la web, por lo que pueden rastrear a los usuarios en todas partes”, explica Bager.
Cada vez que se visita una página que ofrece sitio para publicidad personalizada, comienza una especie de subasta. El experto de “c’t” explica que el socio publicitario da a conocer automáticamente información sobre el usuario, por ejemplo, el (supuesto) sexo o los (supuestos) intereses. Acto seguido, los anunciantes pueden pujar por esta información, y el que más ofrece, consigue mostrar su anuncio al usuario: “Esto ocurre en milisegundos, el usuario no se percata de nada”.
¿Y cuál es la información que se recoge? “Tecnológicamente, puede ser casi cualquier cosa”, asevera Rebekka Weiss, y añade que la información más relevante en el entorno publicitario es que el usuario está interesado en un determinado producto. Si este usuario, prosigue, consulta una determinada gama de artículos, se puede deducir, por ejemplo, si alguien tiene un interés particular por los deportes o las actividades al aire libre.
“Así se pueden deducir aficiones, intereses políticos o incluso información sobre la salud”, explica Weiss, y acota que, para ello, los operadores de sitios y los anunciantes tienen que cumplir con los requisitos de la ley de protección de datos y en muchos casos obtener el consentimiento del usuario. Para eso están los mensajes de “cookies”.
“El proveedor debe desglosar los fines para los que recoge los datos y con quién los comparte”, explica Weiss. “Pero la mayoría de los usuarios hacen clic en ‘Aceptar’ sin leer toda la información”, señala la experta, y añade que muchos no piensan en lo que están aceptando, lo que es precisamente esencial para tomar una decisión informada.
Hans-Dieter Neumann, de la Asociación Alemana de Protección de Datos, enumera lo que los sitios web y los anunciantes saben de los usuarios: “Pueden saber qué dispositivo estoy utilizando y con qué navegador y sistema operativo estoy entrando al sitio web”. Neumann explica que el 99 por ciento de los visitantes de un sitio web pueden ser claramente identificados por las características de un dispositivo.
¿Cómo protegerse?
Hans-Dieter Neumann aconseja utilizar las redes sociales con moderación, con precaución o, en caso de duda, no hacerlo. Al fin y al cabo, advierte, la gente revela voluntariamente muchos de sus datos en las redes sociales, lo que facilita mucho a los operadores la creación de perfiles completos y precisos de los usuarios.
Jo Bager aconseja emplear las opciones de privacidad de los navegadores y bloquear las cookies de terceros y otros mecanismos de seguimiento. Considera que Firefox y Brave son los mejores navegadores en términos de protección de datos: “Como motores de búsqueda, recomendaría Duckduckgo, Startpage o Metager para una navegación consciente de la privacidad”.
El experto en protección de datos Neumann tampoco es partidario de los motores de búsqueda convencionales: “Un motor de búsqueda normal usa información sobre lo que se ha buscado previamente y selecciona los resultados de la búsqueda”. Pero si se emplea, por ejemplo, Startpage, añade, se puede abrir el contenido de Google sin que se transmita información sobre el dispositivo o el propio comportamiento de búsqueda.
Rebekka Weiss aconseja a aquellos que no quieran desactivar completamente la creación de un historial de navegación que eliminen regularmente las cookies y los historiales de búsqueda. Además, añade que hay muchas extensiones del navegador que ayudan a controlar mejor el seguimiento.
Según Weiss, en las cuentas de Google, por ejemplo, es posible eliminar información que se utiliza con fines publicitarios: “Esto se hace a través del panel de control. Allí se pueden ver y borrar los historiales. También es posible establecer qué información se puede recoger”. El panel de control se puede encontrar en la configuración de la cuenta de Google.
Weiss opina que es importante que los usuarios se informen sobre el tema y tomen decisiones conscientes con base en ello. Su conclusión: “El uso completamente anónimo de la red es prácticamente imposible, pero al menos se puede intentar tener el control sobre los rastros que se van dejando”.
Según Jo Bager, el sector de la publicidad se ha convertido en una especie de jungla, en la que los proveedores acaparan todos los datos posibles: “Los consumidores a menudo no saben quién posee datos sobre ellos. Por eso deben intentar protegerse al máximo”, puntualiza.