Las órbitas se clasifican según su inclinación —geoestacionarias, polares e inclinadas—, o por su altura —baja, media y alta—, donde se sitúan los satélites dependiendo del tipo de misión que se les asignen.
Utilizar una órbita para un satélite no tiene costo, pero sí para enviarlo al espacio desde la Tierra, pues se debe contratar un cohete para lanzarlo en las condiciones deseadas (altura y ángulo). Mientras más lejana la órbita, tendrá mayor costo, explica Víctor Ayerdi, codirector del Proyecto CubeSat.
En este espacio se explica por qué los satélites permanecen en su órbita, formas y tipos de esta y datos interesantes de la órbita de Quetzal 1.
*Departamento de Física de la Facultad de Ciencias y Humanidades de UVG