Durante esas fechas, algunos internautas que descargaron sus datos personales a través de Takeout, también recibieron vídeos que otros usuarios habían colgado en su cuenta de Google Photos, diseñada para funcionar como un almacén digital de vídeos y fotografías.
“Estamos informando a la gente sobre un gusano informático que podría haber afectado a quienes usasen Google Takeout para exportar el contenido de Google Photos. Estos usuarios pueden haber recibido archivos incompletos o vídeos -no fotografías- que no son suyos”, apuntaron desde la firma de internet.
La compañía que dirige Sundar Pichai aseguró que desde entonces han solucionado el problema y que han llevado a cabo un “análisis en profundidad” para evitar que algo así vuelva a suceder. “Sentimos mucho que esto haya ocurrido”, lamentaron.
La única cifra que Google ofreció fue la del 0.01 % de usuarios afectados, sin detallar números absolutos de cuántos internautas recibieron vídeos ajenos o cuántos internautas vieron cómo sus vídeos eran distribuidos sin su autorización.
La empresa del buscador online más usado del mundo se halla, junto a Facebook, en el punto de mira de reguladores y organizaciones de derechos civiles en todo el mundo por su gestión de la privacidad de los usuarios, algo que este episodio previsiblemente sólo contribuirá a acrecentar.
El negocio de ambas compañías se basa en recolectar tantos datos como sea posible sobre los internautas para luego ofrecer espacios publicitarios a los anunciantes lo más específicos y detallados posible, lo que constituye una fuente de conflictos permanente entre la protección de la información y la mayor fuente de ingresos de la empresa.
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