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En este sentido, Google citó a los organismos reguladores, a los portales de internet y a la industria publicitaria como “actores” con los que deben mantener más conversaciones para que puedan adaptarse a un escenario futuro libre de “cookies”.
La compañía anunció por primera vez su intención de deshacerse de las “cookies” en enero de 2020, y en esa ocasión estableció un calendario en el que preveía eliminarlas en dos años, es decir, a principios de 2022.
Las “cookies” de terceros son las enviadas a la computadora, teléfono celular u otro dispositivo conectado a internet por parte de un tercer dominio, es decir, ajeno a la página que se está visitando, y son usadas habitualmente para “rastrear” los hábitos del usuario en internet y ofrecerle publicidad personalizada.
En este sentido, cabe diferenciarlas de las “cookies” originales o de primeros, enviadas al sistema por el dominio que se está visitando para agilizar y facilitar la navegación y futuras visitas mediante, por ejemplo, el recuerdo de nombres de usuario y contraseñas o de preferencias de navegación.
Cuando elimine las “cookies” de terceros, Chrome, el navegador más usado en el mundo con una cuota de mercado de en torno al 64%, según Statcounter, pasará a dificultar enormemente la tarea de las firmas de publicidad en internet, que las usan para vender a los anunciantes espacios digitales de difusión ajustados al público al que se dirigen.
Los principales competidores de Chrome, Safari (propiedad de Apple) y el independiente Firefox, ya hace tiempo que bloquearon las “cookies” de terceros en sus productos.