Cristofori trabajó en el último cuarto del siglo XVIII en construir un mecanismo que unía cuerdas a un teclado para producir sonido, pero también logró que el sonido fuera más alto o bajo dependiendo de qué tan fuerte se presionaran las teclas.
Sus inicios suponen todo un misterio, solo algunas leyendas dan cuenta de sus primeros años de vida. Algunos datos de un expediente del censo de 1680 aseguran que sirvió como aprendiz del gran fabricante de violines Nicolò Amati, pero el mundo aún tuvo que esperar algunos años hasta que Bartolomeo Cristofori decidiese cambiar el rumbo de las melodías.
Bartolomeo Cristofori sentó definitivamente las bases para construir lo que ahora se conoce como piano. Este instrumento consiguió dejar atrás el estridente y metálico sonido típico del clavicordio. A cambio, le otorgó a la música un sonido mucho más suave y sostenido. El italiano lo bautizó como arpicembalo, que, literalmente, significaba arpa-clavicordio.