Pero antes de que los niños de corta edad jueguen con las pantallas, los padres deberían conocer bien la app que usarán y no confiar solo en la recomendación de edad para la misma, según explica la iniciativa alemana “Schau hin!” (“¡Mira bien!”). Se señala asimismo que las edades recomendadas no deben confundirse con recomendaciones pedagógicas. Es decir, que no brindan información acerca de la calidad del contenido de la aplicación.
¿A qué deben prestar atención los padres al probar una aplicación?
Las aplicaciones deben estar estructuradas de manera simple y estar relacionadas con el mundo de referencia de los niños. Un ejemplo son las aplicaciones de libros para niños, que ahondan en el contenido con algunos elementos de juego.
Por otra parte, la dimensión y el contenido de las aplicaciones deberían corresponderse con la edad y el conocimiento previo de los niños. Por eso es importante que estén bien diseñadas y sean intuitivas.
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Las animaciones rápidas o titilantes, por ejemplo, no son adecuadas, ya que pueden estresar rápidamente a un niño. Mientras que un final claro y definido de la aplicación ayuda a que este no pierda la noción del tiempo jugando.
Por supuesto, las aplicaciones deben estar libres de contenido violento o perturbador. Por otro lado, y para cuidar el bolsillo de los padres, las aplicaciones no deberían incluir publicidad y tampoco la opción de hacer compras en ella.
Tampoco deberían contener enlaces que lleven a otras aplicaciones. Y, en el mejor de los casos, las apps de juego deberían funcionar sin Internet.
Jugar junto al niño
Después de probar la aplicación, los padres deberían jugar junto a sus hijos cuando estos la usan por primera vez. De acuerdo con Iren Schulz, coach de medios de la iniciativa “Schau hin!”, este intercambio sobre lo que se ve en pantalla es especialmente importante para los niños más pequeños.
Según explica, las repeticiones sirven para que el niño comprenda los contenidos y desarrollos del juego. Por otra parte, a los padres les viene bien estar cerca para ver cómo interactúa el niño con la app y si se siente sobreexigido.
Otra pregunta clave es: ¿cuándo debería hacer un niño sus primeras incursiones en el mundo virtual? La recomendación es que, idealmente, a partir de los tres años. E incluso en ese caso, en el marco de ventanas cortas de tiempo. En principio, los pequeños no deberían usar los aparatos más de media hora al día.