Salud y Familia

Receta: Deliciosos cupcakes “red velvet” para festejar el mes de la madre

Mamá es el centro de nuestra familia, y quien expresa el amor más puro de muchas maneras. Festejar a mamá, por tanto, debería ser todos los días, pero en este mes queremos consentirla.

Cupcakes de red velvet, preparados por el chef y repostero Pablo Pacheco Soto, para conmemorar el Día de la Madre de una manera especial. (Foto Prensa Libre, cortesía de Daniel Pacheco)

Cupcakes de red velvet, preparados por el chef y repostero Pablo Pacheco Soto, para conmemorar el Día de la Madre de una manera especial. (Foto Prensa Libre, cortesía de Daniel Pacheco)

Así como ella dedica tiempo y esmero en elaborar deliciosas comidas todos los días para la familia, también podemos sorprenderla con unos exquisitos cupcakes red velvet, preparados por el chef Pablo Pacheco Soto, fundador de pastelería y panadería Los Olivos, en Santiago Atitlán, Sololá.

Hay varias teorías sobre el origen del pastel red velvet, dice Pacheco. Una de ellas afirma que este postre se remonta a la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando los alimentos eran sumamente racionados y los panaderos utilizaban jugo de remolacha para mejorar el color de sus pasteles.

Otra versión en torno a su surgimiento le da el crédito al hotel Waldorf Astoria, en Nueva York, en la década de 1930. Según la tradición oral, una cliente lo probó y le gustó tanto su sabor que decidió pedirle a la cocina del hotel la receta, el cual, a su vez, se la hizo llegar con un recibo de US$350. La señora, enfurecida, decidió demandar al hotel, pero tomó la receta y comenzó a repartirla a transeúntes del lugar. A partir de entonces, el pastel red velvet adquirió fama, agrega el chef.

“La repostería es un mundo lleno de creatividad y constituye el recurso perfecto para expresarle a mamá cuánto la queremos. El color aterciopelado o rojizo de este bizcocho cautiva a cualquiera. La facilidad de su preparación y su suavidad hacen de esta una receta imperdible para agasajar a todas las madres en su día y el resto del año”, añade.

“Podemos decorarlo con crema batida, acompañarlo de jalea natural de temporada y, claro está, con una taza de té o café orgánico, para que sea el postre perfecto para las tardes de lluvia que se aproximan”, afirma Pacheco.

A las personas que prepararán por primera vez un postre sofisticado como este, el chef recomienda leer varias veces la receta antes de prepararlo y seguir al pie de la letra los pasos a seguir para evitar equivocaciones. “Este es un postre sencillo de hacer, que se puede preparar en familia, tanto los niños, jóvenes y adultos del hogar para sorprender a mamá”, señala.

El toque final y original es un crocante de rosas que además de aportarle un sabor único, crea una composición sublime en la presentación.

Pacheco agradece las enseñanzas recibidas de los chefs Carina Elías, Juan Pablo Benítez y Mario Campollo. Del chef Elliot Castellanos aprendió a pensar con astucia, ser ingenioso, versátil e innovador en la cocina.

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Ingredientes

2 ½ tazas de harina para todo uso
2 cdas. de cocoa en polvo sin azúcar
1 cucharadita de polvo para hornear
½ cucharadita de sal
½ taza de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
1 taza de azúcar granulada
2 cditas. de extracto de vainilla
2 huevos grandes a temperatura ambiente
¾ taza de aceite de oliva light o aceite vegetal
1 taza de leche baja en grasa a temperatura ambiente
1 cucharada de colorante comestible en gel color rojo
95 gramos de queso crema
150 gramos de crema para batir
80 gramos de azúcar glass
1 bandeja con moldes de cupcakes o moldes inviduales
12 capacillos de color rojo, preferiblemente, número 5
Para el crocante de pétalos de rosa:
1 rosa
1 pincel
1 clara de huevo
50 gramos de azúcar
Para la crema batida:
50 gramos de queso crema
80 gramos de crema para batir
1 cucharada de vainilla
120 gramos de azúcar glass

Preparación

Cernir tres veces la harina, polvo de hornear, cocoa en polvo y sal. Reservar. En un bowl grande, agregar la mantequilla en cubitos a temperatura ambiente y azúcar blanca. Batir con la batidora durante tres minutos hasta que se haya integrado bien el azúcar con la mantequilla.

Luego, ir agregando uno por uno los huevos y, después, la esencia de vainilla y el aceite en forma de hilo. Batir por un minuto más. Luego, añadirle la leche y batir por un minuto mas. Incorporar los ingredientes secos previamente cernidos y batir por tres minutos más. Por último, agregar el colorante en gel, batir durante 30 segundos más y reservar la mezcla en un lugar frío.

Precalentar el horno a 170 grados centígrados durante 15 minutos. Colocar el molde de cupcakes con los capacillos. Con la ayuda de una pesa digital, pesar 1.5 onzas de mezcla por cada molde. Hornear durante 23 minutos, Reservar.

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Para el crocante de pétalos de rosa, deshojar todos los pétalos, colocarlos sobre una bandeja y con un pincel, betunearlos solo con la clara de huevo. Luego, agregar azúcar por ambos lados y reservar durante 24 horas en la refrigeradora.

Para la cubierta o frosting, colocar el queso crema a temperatura ambiente en un bowl, con la vainilla, la crema para batir y el azúcar glass y batir durante 5 a 6 minutos hasta obtener una consistencia espesa y cremosa. Reservar. Para el montaje, utilizar un plato oscuro, de preferencia, agregar y esparcir los crocantes de pétalos de rosa, colocar los cupcakes y decorar por encima con el frosting.

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Perfil del chef

  • Pablo Pacheco Soto es originario de Santiago Atitlán, Sololá.
  • Estudió gastronomía en Intecap de Sololá, y dos años más en el Instituto Tecnológico Privado de Occidente, en Quetzaltenango.
    Se especializa en gastronomía mexicana, guatemalteca y estadounidense, así como panadería y repostería.
  • Hizo pasantía en los hostales del Irtra, en Retalhuleu, así como en el restaurante Casa Oaxaca, en Oaxaca, México, uno de los 120 mejores restaurantes de ese país, según la Guía México.
  • Trabajó en el restaurante El jaguar, en el Estado de México, y en la Posada de Santiago, Santiago Atitlán.
  • Actualmente, recibe clases de repostería en el Estudio de Cocina Deseret S. A., en Quetzaltenango, para perfeccionar e innovar sus conocimientos.

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