La formación técnica en diversas ramas empresariales, ofrecidas por dicha institución educativa, busca hacer realidad su lema: “Intecap cambia tu vida”.
Según la Revista Identidad, medio informativo de Intecap, número 72, de mayo de este año, dedicada a la conmemoración de sus 50 años, 27 millones 347 mil horas de enseñanza han sido impartidas en medio siglo, lo cual ha brindado la oportunidad de tener un mejor futuro a quienes, por diversos motivos, han optado por una educación técnica profesional.
Del 2018 al 2022, casi 14 mil personas han recibido su certificación laboral, pues la mayoría de empresas exigen comprobar las destrezas y habilidades en diferentes áreas laborales, para tener la certeza de que el individuo que aplica a un puesto es competente. En Intecap se brindan más de 60 certificaciones laborales, sin importar si la competencia demostrada fue adquirida en una institución educativa, mediante la amplia experiencia en un trabajo o por cualquier otro medio.
Antecedentes históricos
La formación técnica profesional nació en Guatemala a principios de 1871, y se enfocó en las áreas de herrería, fundición, maquinaria industrial, ebanistería, encuadernación, zapatería y sastrería, oficios que en ese entonces tenían gran demanda.
En 1928 se fundó el Instituto Técnico Industrial para Varones, cuyo propósito, originalmente, era formar obreros calificados, y en 1960, el Centro de Fomento de Productividad Industrial, cuyo objetivo era estimular el desarrollo industrial. El Centro Nacional de Desarrollo, Adiestramiento y Productividad (Cendap) surgió en 1969 con el fin de formar de manera acelerada y masiva el nivel primario laboral, mediante la educación profesional o vocacional.
Intecap se creó el 19 de mayo de 1972, gracias a su fundador, Luis Schlesinger, y se convirtió en el ente responsable de la formación técnica profesional del país, en todos los niveles ocupacionales y actividades económicas, para promover la productividad, empleabilidad y desarrollo.
El decreto 17-72 constituyó originalmente a Cendap como “el órgano técnico especializado que actuará por delegación del Estado como entidad descentralizada, técnica, no lucrativa, con patrimonio propio”, el cual se convertiría más tarde en Intecap. Su fin es incrementar la productividad laboral y empresarial, con la más actualizada tecnología. Además, se crearon programas de actualización y perfeccionamiento en todos los niveles de trabajo y se facilitaron los Servicios de Asesorías Técnicas e Investigación Administrativa Científica en diferentes programas relacionados con la productividad, explica Ana Cristina Saravia, de División Técnica.
En la década de 1970, la formación profesional aplicaba métodos pedagógicos grupales que resaltaban la importancia del papel del instructor, con énfasis en la enseñanza de las tareas. Los métodos individuales y autoformativos eran empleados para que el participante se formara a su ritmo, asesorado por el instructor. En esa década se fortaleció la formación de las especialidades de mecánica industrial, soldadura industrial, electricidad industrial, mecánica automotriz, artes gráficas, carpintería y ebanistería.
Durante este período fue significativo el aporte de la cooperación internacional como el proporcionado por la Cooperación Técnica GTZ de Alemania, apunta Saravia. La Misión Suiza capacitó y proporcionó material didáctico a mecánicos y cajas de herramientas a operadores y ayudantes del campo de la Mecanización Agrícola. En la década de 1990 se recibió apoyo de Alemania, Italia, Suiza, Japón, China y Venezuela, entre otros países, mediante la Cooperación Técnica Internacional.
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En 1998, a fin de adaptarse a las circunstancias y dar respuestas eficientes a nuevos requerimientos del mercado, la institución llevó a cabo un proceso de modernización, al considerar aspectos metodológicos, didácticos y tecnológicos. En el 2000 se estableció el modelo Norte para gestionar la formación profesional con base en Normas Técnicas de Competencia Laboral a nivel de ocupación o calificación, que define qué hace la persona, la calidad esperada y el contexto del trabajo.
En el 2006 se ponen a disposición de la población 216 carreras y cursos, y en el 2007 se empezó a incorporar la Estrategia de Formación por Proyectos, y las primeras carreras en aplicar esta metodología fueron animador 3D y diseñador web. En el 2011 se adoptó la integralidad ciudadana, efectiva, social, metodológica y técnica para lograr cambios en el ser humano, para integrarse con éxito a su entorno laboral y personal. En el 2016 se creó la Intecapedia: biblioteca en línea que permite acceder a visualizaciones y descargas, por parte de personal interno, de los perfiles de carrera y planes para la formación de las carreras, módulos y cursos.
Centros de capacitación
En sus inicios se adaptaron espacios para aulas y se habilitaron galeras para impartir las capacitaciones técnicas en talleres improvisados o al aire libre.
Conforme se fue incrementando la demanda y ampliando la oferta formativa se decidió hacer una inversión en 1976 para la construcción de cinco Centros de Capacitación, ubicados en Chiquimula; Santo Tomás de Castilla, Izabal; Escuintla; zona 7 y sede central, zona 5. En el 2005 se planificó la construcción de un centro en cada departamento. A partir de ese año se construyeron, de manera escalonada, las sedes de Petén, Huehuetenango, San Marcos, Quiché, Jalapa, Jutiapa, Baja Verapaz, Suchitepéquez, Villa Nueva y Totonicapán. Cada centro dispone de tecnología de punta, a fin de motivar a los estudiantes a participar en diálogos y colaboraciones, para profundizarse en el conocimiento.
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En el presente
En la actualidad, Intecap tiene 28 centros de capacitación en cinco delegaciones departamentales —central, occidente, sur, oriente y norte—, donde se imparten 57 carreras recurrentes, dirigidas a los niveles Operativo, Medio y Superior, y alrededor de 285 carreras o cursos no recurrentes o de baja demanda, para que las personas puedan ser competitivas en una empresa o iniciar su negocio, y de esta manera sumarse a la fuerza laboral.
En el 2023 comenzará la erección de los centros de Chimaltenango, Santa Rosa, Sacatepéquez y Alta Verapaz, para que en el 2025 se concrete el plan de tener una sede en cada departamento.
“La institución continúa aportando al crecimiento económico y social del país mediante la impartición de carreras técnicas, cursos, seminarios y diplomados en diferentes especialidades”, indica el doctor Arnaldo Alvarado, subgerente de Intecap. La meta es proveer talento humano capacitado, actualizar y certificar a trabajadores, según demandas del mercado.
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En tiempos de pandemia
A pesar de los desafíos de la pandemia del covid-19, Intecap adoptó rápidamente las medidas necesarias para no interrumpir ni afectar el proceso formativo. Entre estas está el establecimiento de acuerdos con compañías telefónicas para asegurar la conectividad a internet de quienes debían continuar con su capacitación y el compromiso de instructores que desde sus hogares impartieron las capacitaciones programadas, señala Alvarado.
Sus instalaciones tienen la infraestructura, maquinaria y equipo de última generación para lograr que el proceso educativo sea de alto nivel, así como recurso humano comprometido y capaz. Sus programas se desarrollan tanto en la modalidad presencial como a distancia, con costos accesibles para toda persona que desee superarse, añade. Según la carrera, la mensualidad varía de Q75 a Q250. Los requisitos dependen de la carrera, pero, en general, se solicita diploma del último año cursado o título de diversificado y conocimientos de la especialidad a cursar.
Desde su inicio, el Intecap se ha sostenido con los aportes de la tasa patronal; no obstante, sus servicios formativos de clase mundial están altamente subsidiados en más de 85% y, en casos especiales, hasta un 98% de los costos reales, afirma Byron Garrido, de División de Planificación.
“¿Qué retos nos plantean los próximos 50 años? Estamos conscientes de que el cambio es permanente y que para impactar positivamente en la sociedad, resulta clave actuar con innovación y pertinencia; que la institucionalidad se construye día a día, con acciones transparentes y enfocadas hacia una ruta de beneficio colectivo”, puntualiza el doctor Dennis Iván Rodas, gerente de Intecap.
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A continuación, se exponen algunas de las historias de éxito de personas egresadas de diferentes carreras impartidas en Intecap:
Jorge Quiñónez
Inició estudios de gastronomía en Intecap, a los 17 años, pues le encantaba cocinar desde niño con su mamá y su abuela. Se dio cuenta de inmediato que esa era la profesión a la que quería dedicarse toda su vida. Luego de finalizar su formación, dos años después, obtuvo el primer lugar en el certamen nacional World Skills, que le abrió las puertas para ganar otro concurso en Colombia y después, estudiar becado en la prestigiosa Universidad Le Cordon Bleu, en México, donde se codeaba con cocineros de élite.
Se enorgullecía de la educación y bases de alto nivel recibidas en el Intecap. Después de trabajar en uno de los 50 mejores restaurantes del mundo, en España, le propusieron trabajar en Alejandría, Egipto, donde actualmente es chef ejecutivo del restaurante Jeeda’s, de especialidad latinoamericana, uno de los más prestigiosos de esa ciudad. Y los éxitos no se detienen: a finales de junio fue reconocido como uno de los 30 chefs menores de 30 años en Medio Oriente.
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Fredy Valdés
Pertenecer a una familia dedicada al negocio de la reparación de vehículos inspiró a Fredy Valdés a profesionalizarse como enderezador y pintor de carrocerías en la sede del Intecap de Chiquimula. La carrera duró un año y tres meses. Poco antes de terminarla, ganó el primer lugar de su rama en la competencia World Skills, en el 2017.
Luego abrió su taller, con ayuda de sus padres, y después se le ofreció un trabajo en Orlando, Florida, Estados Unidos, donde reside desde hace cuatro años. Labora como técnico en enderezado y pintura en una agencia de vehículos, después de haber trabajado en otros talleres.
“En Intecap me enseñaron las bases teóricas y prácticas que me abrieron las puertas. Me gusta investigar y actualizarme en nuevas tecnologías. Fue un proceso largo y difícil para llegar hasta donde estoy, pero me gusta ser disciplinado. Al regresar quisiera ser instructor de Intecap y enseñar todo lo que he aprendido”, dice Valdés, de 24 años.
Edna Arita
Siempre le ha llamado la atención la tecnología, así que al finalizar la educación básica ingresó en el Intecap de Chiquimula para estudiar Técnico en Soporte e Infraestructura en Redes y Telecomunicaciones. Ganó el segundo lugar en World Skills en su rama, en el 2019.
“Yo he sido muy competitiva y me esforcé por ser la mejor”, cuenta Arita, de 20 años, a quien se le ha dificultado encontrar trabajo en su profesión, pues no se le toma en cuenta por ser mujer. Sueña con fundar su empresa de fabricación de productos de cableado. Comenzó a hacer instalaciones por su cuenta en una empresa de materiales de construcción e inmuebles, que la contrató permanentemente como encargada de bodega al notar su empeño y profesionalismo.
“En Intecap me brindaron ayuda psicológica y emocional. Los instructores son capaces y nos apoyan mucho de manera integral. Ha sido la mejor decisión de mi vida”, indica la joven.
Henry Sánchez
Proveniente de una famiila de agricultores, estudiaba medio día durante la semana, y los fines de semana trabajaba en un taller de enderezado y pintura, donde le pagaban apenas Q100 al mes, los cuales ahorraba para poder cubrir sus estudios en el Intecap de San Marcos, en la carrera de Soldador de Estructuras Metálicas.
“Es una institución muy noble con los estudiantes, donde se disponen de herramientas actualizadas, por lo que mi formación fue satisfactoria”, dice Sánchez, de 25 años, quien obtuvo su certificación, después de cumplir 800 horas de teoría y práctica. Uno de los instructores lo instó a continuar en la universidad, y así lo hizo.
Ahora está cerca de convertirse en profesor de Enseñanza Media con Especialización en Tecnología Educativa. Desde el 2021 es instructor del Intecap, donde también estudia en la Escuela de Formación de Instructores. “Hay que luchar por lo que uno se propone, ser perseverante y nunca darse por vencido”, afirma Sánchez.
Jorge Ávila
Comenzó a estudiar Aplicaciones Móviles en el 2015, en Intecap, pues antes se dedicaba a programar y crear bases de datos. Pese a que es administrador de empresas, se percató de que la creación de aplicaciones es una carrera con gran futuro.
Al concluir su formación, participó en varios concursos de innovación tecnológica; uno de ellos, organizado por Microsoft, en Estados Unidos., en el 2016, y obtuvo reconocimiento a nivel mundial con la aplicación que creó para identificar los celulares y evitar su lucro si son robados, llamada IMEIBD. Ha tenido gran éxito. Esta se puede descargar de manera gratuita y ha acumulado la identificación de un millón de celulares que conforman una base de datos global.
Actualmente labora en el Ministerio de Finanzas como analista de sistemas. “Intecap me apoyó con capacitación y económicamente para ir a EE. UU. a concursar. Mi crecimiento profesional se lo debo a esta institución”, dice.
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