La relación básicamente se deriva de la migración del campo a la ciudad que provoca un “cambio en el hábito alimenticio y en la falta de actividad física”, explicó.
Asimismo, comparó esta situación con la que sufren los descendientes de migrantes mexicanos que nacen en Estados Unidos y que “son los que más diabetes tienen”.
Pero aunque las investigaciones demuestran que el componente genético incide en el desarrollo de la diabetes, este no es el factor determinante, como sí lo son las “alteraciones de los genes por los hábitos de vida no saludable”.
“En la diabetes ocurre algo similar que con el cáncer. Hay algunos casos hereditarios, pero la mayoría son adquiridos en el ambiente, en la interrelación con el ambiente, que provoca cambios en los genes”, indicó.
De acuerdo con la Encuesta del 2015, Guatemala registra un impacto del 33 por ciento de la diabetes en su población adulta (mayor de 18 años). Esto significa que unos 2.5 millones de personas sufren algún tipo de diabetes, la mitad de las cuales son mujeres.