Hace casi dos años en el último partido de Ruiz el recambio estaba hecho (6 de septiembre del 2016). “El Pescado” salió ovacionado, a pesar de que la Sele terminaba eliminada para ir al Mundial de Rusia 2018. En la orilla de la cancha lo esperada Danilo, el chico tímido, que en ese momento festejaba para Municipal y que buscaba un lugar privilegiado en la Azul y Blanco. Ruiz, en ese momento dijo, que había llegado el momento de Guerra.
Se sonrieron porque se conocían y sabían que el momento del petenero había llegado. Sin embargo, la suspensión impuesta por la Fifa le impidió a Guerra poder pelear un lugar en la Selección y demostrar que es un guerrero, un luchador en el terreno de juego y que lo que más quería era brillar con la Bicolor y sentir esa sensación que solo te da representar al país.
Guerra esperó y el llamado de Wálter Claverí al combinado se dio, como era de esperarse. Y salió con la 20 en la espalda, ese mítico número que da mucha responsabilidad, pero que él lo dejó claro. “Estoy acá para apoyar y buscar los goles. Este es el número del 'Pescado' y es una gran responsabilidad portarlo”.
El delantero petenero estaba feliz, fue titular, anotó y la Sele ganó. Fue un recuentro con la afición perfecto de esos con los que cualquier jugador sueña. Ahora a sus 30 años espera cumplir con la Bicolor y estar en un proceso que se le había negado durante su carrera, pero que él ahora espera disfrutar al máximo.
“Fue lindo jugar con estadio lleno en un día muy especial porque mi nena cumple hoy un mes. Estoy agradecido con todos. Esto es para la afición y para mi familia, mi esposa, mi hijo y mi madrecita que ha estado con quebrantos de salud”, confesó Guerra, quien después de marcar el segundo de la Bicolor agradeció al cielo porque ese gol, era un bálsamo que necesitaba y que el futbol le debía.
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