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Ampliación del mercado El Guarda está inconclusa 

La Municipalidad de Guatemala autorizó la ampliación del mercado El Guarda, en zona 11, pero el proyecto se estancó porque no logró ser autosostenible. 

Tuberías de drenajes están cubiertas de afiches y las zapatas están descubiertas, únicos rastros de construcción en el mercado. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

Tuberías de drenajes están cubiertas de afiches y las zapatas están descubiertas, únicos rastros de construcción en el mercado. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

En el 2014, unos 30 inversionistas se entusiasmaron con emprender nuevos negocios y aportaron Q7 millones —según entrevistas— para la ampliación del mercado El Guarda, con la construcción de un mezanine (entrepiso) en el segundo nivel, obra que fue autorizada por la Municipalidad de Guatemala. Pero han pasado tres años y las expectativas cayeron, el proyecto quedó paralizado y se busca respaldo financiero para continuarlo.


Algunos inversionistas temen haber perdido los Q95 mil que pagaron por cada local comercial que se construiría.
Tener un negocio en El Guarda parece una buena inversión, debido a que es un complejo comercial con 32 sectores y se estima que en una semana pueden llegar hasta 50 mil compradores.

El impulso del proyecto comenzó en el 2012, a través de inquilinos y delegados de la Dirección de Mercados de la comuna capitalina.  En el 2014 la construcción avanzaba porque se construyeron 90 zapatas y se instalaron tuberías para drenajes.

Los trabajos los efectuó la empresa DVM —Diego Villatoro Morales, que está a cargo del proyecto. Se estima que ya se invirtieron Q5 millones.

Luego de esos trabajos se detuvo la construcción. José Guadalupe Morales,  presidente del Comité de Inquilinos del sector 30 de El Guarda, explicó que la paralización se debe a la oposición de comerciantes que venden en la calle aledaña al mercado, quienes pensaron que los locales se construirían para ellos a lo cual se oponían.

Esto, según Morales, “desincentivó  las inversiones”, ya que solo se lograron vender 90 locales —el 35 por ciento— de 314 que tiene del proyecto, 53 hicieron un pago parcial, y los restantes 171 no fueron vendidos. 

Hoy en día la polémica con los comerciantes que tienen sus puestos en la  calle ya fue aclarada y ya no se oponen al proyecto.

En el comienzo de la construcción del mezanine no había capital, la municipalidad cedió la administración del proyecto al Comité de Inquilinos del sector 30 del mercado El Guarda, sin que el proyecto tuviera respaldo financiero.  Las 90 zapatas y las tuberías se instalaron, según Morales, con el aporte de 30 inversionistas.

“El dinero no está perdido. Todos los gastos fueron pagados por los inversionistas y nosotros solo somos administradores”, justificó Morales, a quien se le solicitó los documentos para determinar los gastos exactos efectuados hasta el momento,  pero no los proporcionó. 

¿Cómo se impulsó la obra?

Josué Rodríguez, uno de los 30 inversionistas, explicó que personal de la comuna capitalina promovió el proyecto, y fue a través de un volante que repartían los trabajadores que conoció  la posibilidad de adquirir un local comercial.

“Me dejé llevar porque era un proyecto municipal. Mi error fue no conocer la situación del mercado, para ellos era otro proyecto más que administraban la directiva de inquilinos y no la municipalidad”, expuso Rodríguez.

Morales aceptó que la ampliación del mercado se empezó a impulsar sin recursos.

Proyecto riesgoso

Para el director ejecutivo de la Asociación Gremial del Empresariado Rural (Ager), Rodolfo Castillo Aldana, desde el comienzo el proyecto fue impulsado con altos estándares de riesgo.

“Un proyecto si no tiene suficiente respaldo de capital para garantizar la obra, y querer hacerlo con los propios fondos de los vendedores es riesgoso”, indicó Castillo Aldana.

El director de Ager consideró que el proyecto era muy grande para ser administrado por los inquilinos quienes lo hicieron,  y sin mayor asesoramiento. “Con mejor asesoría se pudo haber vendido locales por fases a través de promotores inmobiliarios”, dijo.

En junio se le consultó a la Dirección de Comunicación Social  de la comuna capitalina la razón por la cual los trabajos de remodelación en el mercado  El Guarda se suspendieron, y la respuesta fue que “no es proyecto municipal”.
Prensa Libre  volvió a solicitar  una explicación del proyecto a la misma dirección, y aunque no ofreció mayores detalles, reconoció que la comuna autorizó la ampliación.

“Es un proyecto que los inquilinos presentaron ante la Dirección de Mercados de la Municipalidad de Guatemala, luego de la evaluación respectiva se les proporcionó la autorización para poderlo ejecutar.  El proyecto, en todos los aspectos, será ejecutado por cuenta de los inquilinos”, informó a través un  mensaje de WhatsApp una trabajadora de la dependencia municipal.

El terreno en el que está construido el mercado pertenece a la comuna capitalina, que es quien autoriza cualquier restauración o ampliación.

Buscan salvar el  proyecto

Algunos de los 30 inversionistas de la obra guardan la esperanza de que el proyecto se concluya, ya que se efectúan mesas técnicas para resolver el atraso y un banco podría ser financista.

La empresa  Aceros Prefabricados, S.A.  (Apsa) ya recibió Q1.4 millones en el 2014 para continuar el proyecto, pero necesita más recursos.

Rodríguez aseguró que la compañía Apsa está consciente de que la obra se debe concluir.

El director de Ager sugirió el rescate del proyecto a través de un banco que financie la construcción final de los locales.
Según Rodríguez, en las  mesas de dialogo en las que participan delegados de la municipalidad, se  supo  que el Banco de Desarrollo Rural S.A. (Banrural) respaldaría  el proyecto.   
 
“Entró Banrural y nos dijeron que nos darían el dinero para que Apsa termine el proyecto”, aseguró el inversionista.
Al respecto, el departamento de Comunicación de Banrural informó: “Impulsamos el sector informal  y como tal participamos en una mesa técnica como potencial financista de los locales —del mercado El Guarda— cuando estén terminados”.

Morales y Rodríguez aseguran que a finales de este año podría oficializarse  la continuidad de la construcción, mientras que otros inversionistas perciben que la  comuna capitalina se “lava las manos”, aunque no pierden la esperanza de recuperar el dinero aportado.

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