Los que somos papás sabemos que el escenario es más o menos así: Son las 3 de la mañana, mamá está en casa y no logra encontrar un minuto para conciliar el sueño una vez su bebé recién nacido ha despertado y pese a no tener hambre pide estar pegado al pecho. Este desvelo probablemente cobrará factura más adelante en algún momento del día ya en el que la energía y concentración no recuperadas en la noche brillan por su ausencia.
Definitivamente sí debe hacerlo. Aunque admito que la primera vez que lo hacemos puede ser bastante extraño presenciar como un médico examina a la mamá de tus hijos minuciosamente.