Que las vacunas constituyen la intervención médica más exitosa frente a las enfermedades infecciosas es un hecho innegable, pese a pronunciamientos estrambóticos. Las vacunas han salvado, y salvan, millones de vidas.
Un fármaco barato y de fácil acceso en todo el mundo llamado Dexametasona puede ayudar a salvar vidas de pacientes que se encuentran graves a causa del coronavirus, según un estudio de la Universidad de Oxford divulgado este 16 de junio.
Durante los últimos meses estamos viviendo tiempos extraños, ajenos, distópicos. Y sin embargo, así son nuestros tiempos, así es la experiencia colectiva más importante en lo que llevamos de siglo XXI. Sin quitar importancia a otros acontecimientos relevantes pasados (guerras y migraciones) o actuales (cambio climático), lo especial de la pandemia es que la COVID-19 no solo es global, sino inesperada –al menos para la población no experta–.
Los últimos meses estamos viviendo algo que nunca imaginamos que tuviéramos que afrontar. Vivimos en nuestras carnes los efectos devastadores que tiene una pandemia que ha trastocado todo en nuestras vidas y ha tenido unos efectos devastadores en términos de mortalidad.
Las personas menores de 20 años son prácticamente la mitad de susceptibles de contraer la covid-19 que las que superan esta edad, según reveló un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, publicado este martes en la revista Nature Medicine.
Los cálculos renales, llamados comúnmente “piedras” de riñón, son masas sólidas compuestas de pequeños cristales que se forman en los riñones.