Y al cabo de este tiempo el amor de Colombia por Pekerman está intacto: el técnico bonachón de 68 años y cabellera blanca está en el corazón de un equipo que le agradece su disciplina y acierto para enderezar a una selección que simplemente no estaba acostumbrada a ganar.
Cuando Colombia caía en picada, ya en un lejano 2012, apareció el técnico argentino José Pekerman. Lo ocurrido después es, en resumen, la luna de miel más larga que recuerde el fútbol colombiano con un argentino.
Son seis años de una relación que ha rozado la felicidad: 73 partidos, 40 victorias, 15 derrotas, dos mundiales en línea, un pase a cuartos en Brasil y 118 goles.
Nunca antes un entrenador había durado tanto en el banquillo cafetero.
Y al cabo de este tiempo el amor de Colombia por Pekerman está intacto: el técnico bonachón de 68 años y cabellera blanca está en el corazón de un equipo que le agradece su disciplina y acierto para enderezar a una selección que simplemente no estaba acostumbrada a ganar.
“Colombia ha tenido la bendición de poder tener a José Pekerman en la selección, de clasificarla luego de mucho tiempo a un mundial y el cariño que él ha tomado por nuestro país, se nota en todo sentido”, destacó el goleador Radamel Falcao García.
Y como si se tratara de un galán abochornado, el estratega responde con una flor: después de seis años “seguimos con la ilusión viva, de seguir creciendo, de seguir logrando cosas”.
Cuando Pekerman llegó a la selección, Colombia estaba en el puesto 31 de la FIFA. Hoy está en el puesto 16 y permaneció en el “top 10” desde octubre de 2012 hasta septiembre de 2017, durante 60 meses consecutivos.
El entrenador, que llegó a conducir taxi en Buenos Aires antes de abrirse campo en el fútbol, terminó con una tradición de tres décadas de adiestradores locales. El último extranjero que había dirigido a la selección fue el también argentino Carlos Salvador Bilardo.
Siempre contenido, Pekerman es el héroe de una selección que irá a Rusia para mejorar o por lo menos igualar lo alcanzado en Brasil. Un objetivo que hoy hermana a jugadores, aficionados y prensa, pero que previo a la llegada del argentino sonaba pretencioso, por decir lo menos.
Colombia pasaba entonces de la hazaña de un partido al fiasco de una eliminatoria, y volvía a refugiarse en el recuerdo de los maravillosos años noventa, cuando Carlos “El Pibe” Valderrama, René Higuita, Faustino Asprilla y Freddy Rincón entusiasmaron con un empate agónico con Alemania en el Mundial de Italia antes de salir eliminados en octavos.
Pero la de Pekerman es otra historia: la selección tricolor ya no se resigna con menos que clasificar a una Copa del Mundo, y sus jugadores, como Falcao, James Rodríguez (Bayern Múnich) o Juan Guillermo Cuadrado (Juventus), son estrellas internacionales.
“A nivel mundial miran a Colombia de una manera diferente. Hoy quizás (es) una Colombia con una autoestima más grande”, señala el ‘Tigre’, artillero histórico de la selección cafetera.
Pekerman fue precisamente el guía que se hizo cargo de la generación con más experiencia y proyección en el exterior. Sin embargo, apenas era una base de jóvenes talentos a la que le faltaba soñar.
El argentino encontró a una Colombia cabizbaja que desde 1998 no iba a una cita mundialista e incapaz de consolidar a una camada de jugadores exitosa en las selecciones menores.
Además, mancillada por el escándalo de violencia contra una mujer que precipitó la salida de su antecesor, Hernán Darío “Bolillo” Gómez, hoy técnico de Panamá.
Para el exseleccionador de Ecuador y Honduras, el colombiano Luis Fernando Suárez, Pekerman encontró una forma diferente de relacionarse con los jugadores.
“La comunicación es lo más importante. Supo de qué manera comunicarse con ellos, supo de qué manera cada uno de ellos podía hacer lo mejor o proponer lo mejor dentro del campo. El manejo del grupo que él tuvo es lo más importante”, dijo a la AFP.
El argentino, que dirigió a la albiceleste en el Mundial Alemania-2006, tiene contrato con la federación colombiana hasta el último partido que dirija en Rusia, donde enfrentará a Japón, Polonia y Senegal en el Grupo H.
Cuando se vaya habrá muy poco que reclamarle. “Para lo que ha hecho y sobre todo lo que ha dejado en legado al fútbol colombiano, no creo que tenga alguna asignatura pendiente”, señaló el analista deportivo Germán Arango.
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