Dos de los trece candidatos a las presidenciales de Brasil son exbanqueros que declararon bienes por decenas de millones de dólares, que podrían emplear, aunque con límites, para financiar sus propias campañas en las elecciones de octubre.
Estos serán los primeros comicios presidenciales y legislativos que se realizarán con la nueva ley que prohíbe aportes empresariales. La normativa fue adoptada tras las revelaciones de la Operación Lava Jato sobre sobornos pagados por constructoras a políticos para obtener contratos en la empresa estatal Petrobras.
Los gastos autorizados para cada campaña presidencial se limitan a 70 millones de reales (unos 18 millones de dólares).
En caso de que los fondos oficiales distribuidos por partido no alcancen, los candidatos podrán completar la suma echando mano a su propio bolsillo.
Así, según medios de prensa, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB, centro-derecha) del presidente saliente Michel Temer escogió como candidato al exministro de Hacienda Henrique Meirelles con la idea de destinar la mayor parte de los recursos oficiales a las campañas legislativas, dejando que el expresidente mundial del BankBoston asuma gran parte de los gastos de su propia campaña.
Meirelles, con apenas el 1% de intención de voto, es el segundo candidato más rico. Sus bienes declarados ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) suman 377,5 millones de reales (96 millones de dólares, a una tasa de cambio de 1 dólar = 3,9 reales), mayormente en acciones y colocaciones financieras, así como en propiedades inmobiliarias (21,8 millones de reales), joyas, obras de arte y antigüedades (917.287 reales).
El más rico de los trece es otro exbanquero, Joao Amoedo, del Partido Novo (derecha), con una fortuna de 425 millones de reales (más de la mitad en aplicaciones de renta fija), y con una intención de voto que también ronda el 1%.
Los bienes del expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), favorito en los sondeos pese a purgar una pena de 12 años de cárcel por corrupción, se elevan a 7,98 millones de reales, mayoritariamente (6,3 millones) colocados en un fondo privado de pensiones con seguro de vida.
Lula, cuya candidatura debería ser impugnada a causa de su situación judicial, tiene también un terreno evaluado en 530.000 reales y dos vehículos con un valor total estimado de 266.950 reales.
El ultraderechista Jair Bolsonaro, primero en las intenciones de voto sin Lula, declaró bienes por 2,286 millones de reales, incluyendo cuatro viviendas que suman 1,4 millones.
El exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin (PSDB, centroderecha) declaró 1,379 millones de reales, mayoritariamente en bienes raíces; algo menos que los 1,695 millones de reales (igualmente con fuerte participación de propiedades inmobiliarias) del centroizqueirdista Ciro Gomes.
La ecologista Marina Silva (segunda colocada en las elecciones sin Lula) declaró 118.835 reales (casi en su totalidad en dos apartamentos) y el izquierdista Guilherme Boulos (PSOL) dijo tener como único bien un automóvil evaluado en 15.416 reales.
La financiación oficial de las campañas se realizará por tres canales:
– Un Fondo especial de Financiación de campaña (FEFC), de 1.716 millones de reales (44.000 millones de dólares), a ser distribuidos en función del tamaño de las bancadas de cada partido en las dos cámaras del Congreso.
– El Fondo Partidario, constituido con multas, recursos presupuestarios y donaciones, busca asegurar los gastos de funcionamiento de los partidos. Se repartirá en un 95% según la proporción de diputados de cada bancada en las elecciones anteriores y un 5% entre todas las siglas.
– Donaciones individuales: limitadas al 10% de los ingresos brutos del año anterior, con un máximo equivalente al de diez salarios mínimos (un salario mínimo es 954 reales).
Con información de: © Agence France-Presse