Ya el entonces gobernante había caído en descrédito debido a que en forma abierta apoyaba el llamado movimiento anticomunista en contra de Fidel Castro, y además había entregado fincas a extranjeros con el objetivo de formar bases para entrenar civiles.
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Los autores del levantamiento del 13 de noviembre fueron el coronel retirado Carlos Paz Tejada, junto con el capitán Arturo Chur del Cid; los tenientes coroneles Ricardo Sesam Pereira y Augusto Vicente Loarca; el subteniente Francisco Orellana, el mayor José Guillermo Chicas Lemus y un especialista apodado el Cotuzo.
Luego de matar a los jefes del cuartel salieron rumbo a Zacapa e Izabal para tomar las bases militares. En Zacapa se encontraban Marco Antonio Yon Sosa, Luis Turcios Lima y Luis Trejo Esquivel.
Formados en EE. UU.
Irónicamente, estos oficiales eran expertos en la guerra de guerrillas y habían sido formados en Estados Unidos.
Ese día surgió quizás el primer intento de organización guerrillera, la cual se gestó dentro de las filas del Ejército. En 1962 surgió oficialmente el Movimiento Guerrillero del 13 de noviembre o MR-13, en memoria de la primera intentona.
El más recordado
Luis Augusto Turcios Lima pasó de ser oficial del Ejército a la guerrilla. Allí utilizó el seudónimo de Herbert.
Irónicamente, durante una beca estudió las técnicas de la lucha contrainsurgente, en Fort Benning, Columbus (Georgia, Estados Unidos). Después fue comandante y fundador de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR).
Durante el gobierno de Ydígoras se le consideró uno de los “cerebros” de la entonces naciente guerrilla. Dicha forma de pensamiento estratégico fue plasmada por Turcios Lima en las Fueras Armadas Rebeldes, considerado uno de los grupos insurgentes más organizados del continente.
Cuando en 1962 se levantó un grueso de estudiantes en contra de Ydígoras, Yon Sosa comisionó a Turcios Lima para que se hiciera cargo de los grupos rebeldes capitalinos.
Esto desató la ira de Ydígoras, quien persiguió a Turcios Lima en una lucha sin cuartel.
Al no poder darle alcance, comisionó a espías para que acosaran y asediaran a Lilian, la madre de Turcios, hasta que finalmente, en 1963, logró que ésta saliera al exilio a México y luego a Cuba. Ahí se encontraba ella cuando supo de la muerte de su hijo.
Curiosamente, el 30 de marzo de ese año Ydígoras fue derrocado por su ministro de la Defensa, Enrique Peralta Azurdia.
El desenlace
Irónicamente, la guerrilla, parapetada en la Sierra de Las Minas, se enteró de la caída de Ydígoras semanas después, primero porque no contaba con aparatos de radio, y luego porque los periódicos de aquella época llegaron demasiado tarde.
Con el ascenso de Peralta Azurdia aumentó la ofensiva contrainsurgente, especialmente en el oriente del país.
El naciente MR-13 contraatacó pero fu reprimido. Sumado a esto, la “limpieza urbana” de Peralta Azurdia se extendió por toda la capital, con el apoyo de agencias de inteligencia extranjeras.
La lucha contrainsurgente no se detendría, porque se convirtió en un arma de persecución contra políticos, académicos, civiles y religiosos.
El 2 de octubre de 1966 Turcios Lima murió en un extraño accidente de tránsito, pero el conflicto armado no se detuvo con su partida, porque las facciones guerrilleras ya estaban diseminadas por el país y la represión era la constante.
A la muerte de Turcios Lima, el conflicto armado se había extendido, siguió por tres décadas más y dejó más de 200 mil víctimas.
Finalmente, las partes en conflicto depusieron las armas y firmaron la paz en una negociación que más olió a concertación, el 29 de diciembre de 1996.