La extraña luna, junto con otras dos descubiertas, orbitan en el progrado, o sea en la misma dirección que la rotación del planeta.
Las lunas internas tardan alrededor de un año en dar la vuelta a Júpiter, mientras que las externas, el doble.
Todas las lunas pueden ser fragmentos que se separaron cuando colisionaron siendo cuerpos cósmicos mayores, dicen los astrónomos, que han propuesto bautizar a la extravagante “Valetudo”, como la bisnieta del dios romano Júpiter, diosa de la salud y la higiene.
Lea además: Júpiter se deja ver en estas imágenes espectaculares
El astrónomo italiano Galileo Galilei descubrió las primeras cuatro lunas de Júpiter en 1610.
El actual equipo de astrónomos no se había propuesto encontrar nuevas lunas de Júpiter, sino que estaba explorando los cielos en busca de planetas más allá de Plutón cuando las lunas se atravesaron en el camino de su telescopio.
Las nuevas lunas fueron vislumbradas por primera vez en 2017 gracias a un telescopio emplazado en Chile y operado por el Observatorio Astronómico Óptico Nacional de Estados Unidos. Los expertos tardaron un año en confirmar sus órbitas con una serie de otros telescopios situados en Estados Unidos y Chile.
El equipo considera que esta pequeña luna “extravagante” podría ser el último remanente de una satélite mayor que formó parte de alguno de los grupos lunares.
Lea además:Las increíbles fotos del Sistema Solar reveladas por la Nasa
Para los científicos, aclarar “las complejas influencias” que dieron forma a la historia orbital de una luna puede ofrecer datos sobre los primeros años de nuestro Sistema Solar.
Por ejemplo, saber que en los diversos grupos orbitales de Júpiter siguen siendo abundantes la lunas más pequeñas “sugiere” que las colisiones de las que se originaron ocurrieron después de la era de la formación del planeta, cuando el Sol todavía estaba rodeado por un disco giratorio de gas y polvo del cual nacieron los planetas.
El descubrimiento inicial de la mayor parte de las nuevas lunas de Júpiter si hizo con el telescopio Víctor Blanco, de Cerro Tololo, en Chile, que recientemente fue mejorado con una cámara de energía oscura, que le convierte en “una potente herramienta” para vigilar el cielo nocturno en busca objetos débiles, en referencia a su brillo.
Contenido relacionado:
>Viaje al centro de la Gran Mancha Roja de Júpiter, cortesía de la sonda espacial Juno de la Nasa
>Las inquietantes imágenes de Júpiter que la sonda Juno reveló
>Por qué los primeros dibujos de la Luna de Galileo Galilei revelan una nueva era en la visión del universo