ciencia
|Suscriptores
Cambio climático: Por qué enfriar la Tierra artificialmente se ha convertido en un dilema
Un grupo de investigadores construyó una máquina diseñada para propeler aerosoles diminutos de sal de mar en el aire, ¿pero es recomendable?
Una prueba reciente de una tecnología de abrillantamiento de las nubes en Alameda, California, que tal vez podría reflejar la luz solar fuera de la Tierra. (Ian C. Bates/The New York Times)
El Fondo de Defensa del Medioambiente (Environmental Defense Fund, EDF) financiará la investigación de tecnologías orientadas a enfriar artificialmente el planeta, una idea que hasta hace poco se consideraba radical, pero ha captado atención con rapidez en vista del ritmo alarmante al que aumentan las temperaturas globales.
El grupo espera comenzar a otorgar subvenciones este otoño, según informó Lisa Dilling, científica jefa adjunta de EDF, quien encabeza el proyecto. Ella indicó que la investigación se concentrará en calcular los efectos probables en distintas partes del mundo si los gobiernos decidieran utilizar tecnologías de enfriamiento artificial.
Dilling precisó que el objetivo es ayudar a proporcionarles información a los responsables de definir las políticas públicas. “No estamos a favor de su utilización, en definitiva. Esa no es nuestra meta”, señaló Dilling. “Nuestro propósito es obtener información y contar con hechos científicos firmes y bien planteados”.
En el pasado, EDF expresó cierto escepticismo con respecto a técnicas de este tipo. No obstante, Dilling afirma que el debate de las distintas opciones para enfriar el planeta continuará, sin importar la oposición. “Es un tema que me parece que no podemos ignorar sin más”, explicó.
El grupo financiará actividades englobadas en un campo que a veces se denomina modificación de la radiación solar o geoingeniería solar, cuyo objetivo es reflejar una mayor cantidad de la energía del sol de vuelta al espacio. Algunas de las posibles técnicas para hacerlo son la inyección de aerosoles en la estratósfera y el abrillantamiento de las nubes para aumentar su capacidad reflexiva.
Varios investigadores creen que este tipo de acciones podrían ayudar a reducir temporalmente las temperaturas globales, en tanto la sociedad reduce considerablemente la quema de combustibles fósiles y así abate las emisiones de gases de efecto invernadero.
Lo que no saben e intentan descubrir es qué otros efectos podrían tener estas acciones. Por ejemplo, ¿si se refleja más luz solar también cambiarán los patrones de precipitación o se alterarán los patrones de circulación del océano que influyen en los seres vivos terrestres y marinos? Y, en ese caso, ¿cuál será el impacto?
El riesgo de generar consecuencias accidentales solo es una de las razones por las que hay oposición. Otro argumento de los opositores es que el solo hecho de hablar de geoingeniería solar crea la impresión, muy peligrosa, de que existen soluciones rápidas para el cambio climático.
Las técnicas de enfriamiento artificial de la Tierra “ofrecen una promesa falsa, hasta cierto punto, pues afirman que es posible hacer algunas cosas que facilitarán la lucha contra el cambio climático sin atacar en realidad la raíz del problema”, explicó David Santillo, científico sénior en Greenpeace International. “Es una distracción, en vez de concentrar tus esfuerzos en lo que realmente puede marcar una diferencia”.
El nivel de inquietud en torno a la investigación de la geoingeniería solar se hizo evidente para el público en general la semana pasada en Alameda, California, cuando un grupo de funcionarios electos votaron a favor de cancelar la primera prueba al aire libre en el país de un dispositivo que podría llegar a utilizarse algún día para enfriar artificialmente el planeta.
Un grupo de investigadores construyó una máquina diseñada para propeler aerosoles diminutos de sal de mar en el aire y comenzó a hacer pruebas en la cubierta de un portaaviones fuera de servicio en Alameda. Querían ver cómo se comportaban esos aerosoles en distintas condiciones atmosféricas. El plan es utilizar en el futuro versiones de ese dispositivo para rociar partículas en las nubes y así lograr que reflejen más luz solar hacia el espacio, lo que reduciría temporalmente el calentamiento global.
Los funcionarios de Alameda les ordenaron a los investigadores suspender el experimento debido a los posibles riesgos ambientales y de salud involucrados. La ciudad indicó que planeaba evaluar si el experimento era seguro.
La gestora municipal concluyó, a fin de cuentas, que el experimento no constituía un riesgo y recomendó que el ayuntamiento lo permitiera. Sin embargo, el miércoles, el ayuntamiento canceló permanentemente el experimento y dejó sin efecto la decisión del personal municipal.
Muchos grupos ambientales mantienen su escepticismo con respecto a la geoingeniería.
“Ya estamos haciendo un experimento químico masivo en el planeta y ahora nos proponen hacer otro experimento masivo”, comentó Patrick Drupp, director de política climática de Sierra Club, en referencia a los siglos de actividad humana que han liberado a la atmósfera cantidades inmensas de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono. “No estoy seguro de que esa sea la mejor opción que debamos considerar en este momento”.
Otra organización ambiental importante sin fines de lucro, el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por su sigla en inglés), señaló en un documento de orientación que en este momento no apoya la geoingeniería solar “debido a la profunda incertidumbre sobre sus posibles efectos secundarios adversos”. No obstante, sí apoya programas de investigación limitados, según el documento, en parte porque ese tipo de investigación “ayudará a evitar un optimismo infundado” con respecto a la tecnología.
Incluso EDF ha subrayado los riesgos. El grupo expresa su postura con respecto a la geoingeniería de la siguiente manera: “No deberían emprenderse por ahora intervenciones deliberadas en el clima como la modificación del albedo, pues presentan inquietudes serias de índole ecológica, moral y geopolítica”. La modificación del albedo se refiere a cambios en la cantidad de luz solar que se refleja fuera del planeta.
LECTURAS RELACIONADAS
El hecho de que un grupo ambiental de la importancia de EDF invierta en la investigación de la geoingeniería solar da un mensaje contundente, en opinión de Larry Birenbaum, del LAD Climate Fund, uno de los grupos que financian la investigación. Birenbaum indicó que su grupo había instado desde hace años a los ambientalistas a ponerle atención a la geoingeniería solar.
“No vamos a convencer a todos de que es necesaria la investigación”, comentó Birenbaum, antiguo vicepresidente sénior de Cisco Systems. “La comunidad climática, en general, necesita estar convencida, porque este campo es radical por ahora, pero debería dejar de serlo”.