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Por qué la primera caminata espacial privada de SpaceX logra un nuevo hito

Jared Isaacman, el multimillonario que dirige la misión Polaris Dawn, y Sarah Gillis, ingeniera de SpaceX, salieron y volvieron a entrar en su nave espacial en una prueba de tecnologías comerciales.

El multimillonario Jared Isaacman sale a la escotilla de la cápsula a cientos de kilómetros de altura de la Tierra. (Foto Prensa Libre: AFP)

El multimillonario Jared Isaacman sale a la escotilla de la cápsula a cientos de kilómetros de altura de la Tierra. (Foto Prensa Libre: AFP)

Dos astronautas privados salieron de su nave espacial a primera hora de la mañana del jueves, realizando la primera caminata espacial comercial de la historia.La caminata espacial fue la pieza central del Polaris Dawn, una colaboración entre SpaceX, de Elon Musk, y Jared Isaacman, un empresario multimillonario que dirige la misión.

“De vuelta a casa, todos tenemos mucho trabajo que hacer, pero desde aquí, la Tierra parece un mundo perfecto”, dijo de pie en la escotilla de la cápsula Crew Dragon de SpaceX con el planeta sobre su cabeza.

El éxito de la operación refuerza aún más el hecho de que los viajes espaciales ya no son competencia exclusiva de los astronautas profesionales que trabajan en agencias espaciales gubernamentales como la Nasa, y ahora tampoco lo son las temerarias caminatas espaciales, en las que los astronautas se protegen únicamente con sus trajes espaciales de la perdición sin aire. Las misiones Polaris, la primera de tres, pretenden acelerar los avances tecnológicos necesarios para hacer realidad la esperanza de Musk de enviar algún día personas a Marte.

Bill Nelson, administrador de la Nasa, aplaudió la caminata espacial, en el que la agencia espacial gubernamental no desempeñó prácticamente ningún papel.

“El éxito de hoy representa un salto gigante para la industria espacial comercial y el objetivo a largo plazo de la NASA de construir una economía espacial vibrante en EE. UU.”, publicó Nelson en el sitio web X.

El paseo espacial comenzó oficialmente a las 6:12 a. m., hora del Este, con la entrada de oxígeno en los trajes espaciales de los astronautas. Casi tres horas más tarde de lo previsto, pero la operación se desarrolló sin contratiempos.

Dado que la nave espacial Crew Dragon de SpaceX no tiene esclusa de aire, la única forma de realizar una caminata espacial es dejar salir todo el aire de la nave. Los astronautas de la Nasa y la Unión Soviética realizaron caminatas espaciales de forma similar en la década de 1960.

Girando primero una manivela, Isaacman abrió la escotilla superior de la cápsula y salió al exterior, donde realizó pruebas de movilidad de su traje espacial.

Para un viaje que antes había alcanzado la órbita más alta realizada por seres humanos en más de medio siglo, su estancia en el vacío del espacio fue breve: tras unos minutos, Isaacman volvió a entrar en la cápsula, y otro miembro de la tripulación, Sarah Gillis, ingeniera de SpaceX, se trasladó al exterior y realizó las mismas pruebas de movilidad.

Aunque los otros dos miembros de la tripulación, Scott Poteet y Anna Menon, permanecieron en el interior del vehículo, también llevaban puestos trajes espaciales dentro de la cápsula sin aire. Era la primera vez que cuatro astronautas se exponían simultáneamente al vacío del espacio.

Tras volver a entrar, Gillis cerró la escotilla y el interior de la nave espacial se volvió a presurizar lentamente. Menos de dos horas después de su inicio, la caminata espacial había terminado.

Un objetivo clave de la misión Polaris Dawn es el desarrollo de trajes espaciales más avanzados, necesarios para cualquier intento de colonización extraterrestre por parte de SpaceX. Durante una rueda de prensa antes del lanzamiento, Isaacman reflexionó sobre cómo alguien que pisara Marte podría llevar algún día una versión futura del traje espacial desarrollado por SpaceX para esta misión.

“Es un gran honor tener la oportunidad de probarlo en este vuelo”, dijo.

Más cerca de la Tierra, los paseos espaciales comerciales podrían abrir otras posibilidades antes imposibles de imaginar, como que los técnicos reparen satélites privados en órbita. Isaacman ha sugerido incluso que la segunda misión Polaris podría intentar un viaje al envejecido telescopio espacial Hubble de la Nasa para realizar reparaciones y prolongar su vida en órbita.

Las caminatas espaciales de Isaacman y Gillis fueron cortas y modestas en complejidad. A diferencia de las frenéticas escenas de las películas de ciencia ficción, esperaron pacientemente mientras evacuaban lentamente el aire de su cápsula. Luego se movieron metódicamente, siguiendo una coreografía cuidadosamente planificada que duró solo unos minutos.

Tras abrir la escotilla manualmente, Isaacman se impulsó hacia arriba utilizando una barandilla montada en la parte superior de la cápsula Crew Dragon. En ningún momento la soltó la nave mientras realizaba una serie de movimientos para probar las capacidades de los trajes espaciales.

Cuando terminó su tiempo, volvió a bajar a la cápsula Crew Dragon y Gillis repitió las mismas acciones.

La cautela de la tripulación de Polaris Dawn recordó que el espacio es un entorno inhóspito y peligroso, y que durante las caminatas espaciales los astronautas están encerrados en una pequeña burbuja de aire —los trajes espaciales— que les impide asfixiarse en el vacío del espacio.

Aunque ha habido casos en los que los astronautas han estado a punto de fallar, como el primer paseo espacial de un astronauta soviético en 1965, salir de una nave espacial no es la parte más peligrosa de los vuelos espaciales. Ningún astronauta ha muerto o sufrido lesiones graves durante una caminata espacial. Y estas no son infrecuentes: desde diciembre de 1998 se han realizado más de 270 caminatas espaciales en la Estación Espacial Internacional, la mayoría de ellas sin incidentes. (Los astronautas de la Estación Internacional Espacial entran y salen a través de esclusas, lo que minimiza la cantidad de aire que se libera en el espacio).

Las muertes en vuelos espaciales se han producido durante los lanzamientos, como fue el caso de la pérdida del transbordador espacial Challenger y su tripulación en 1986, o durante los aterrizajes, como cuando el transbordador espacial Columbia se quemó en el calor abrasador de la reentrada a través de la atmósfera de la Tierra en 2003.

La misión Polaris Dawn se ha desarrollado hasta ahora sin contratiempos.

Un cohete Falcon 9 de SpaceX lanzó la cápsula Crew Dragon y los cuatro astronautas a primera hora de la mañana del martes a una órbita elíptica que, en su punto más alto, se encontraba a 1215 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Se trata de la órbita más alejada del planeta desde las misiones lunares Apolo de la Nasa en la década de 1970.

A esa altitud, atravesaron la anomalía del Atlántico Sur, un punto débil del campo magnético de la Tierra que permite que partículas cargadas de alta energía procedentes de regiones conocidas como cinturones de Van Allen se acerquen a la superficie terrestre. Gran parte de la dosis de radiación de este vuelo espacial —equivalente a varios meses en la estación espacial— se produjo durante estas primeras órbitas.

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A última hora del martes, los propulsores se encendieron para estirar su órbita hasta un punto alto de unos 1,400 kilómetros. Con ello se superó la altitud de 1372 kilómetros que dos astronautas de la Nasa, Pete Conrad y Richard Gordon, alcanzaron durante la misión Gemini XI en 1966, que había sido la distancia récord para astronautas en un vuelo espacial que no se dirigiera a la Luna.

Tras dar seis vueltas a la Tierra en la órbita alta, la Crew Dragon regresó a una órbita más baja, donde hay menos peligro de radiación y micrometeoroides.

Durante su vuelo espacial, los cuatro tripulantes están llevando a cabo unos 40 experimentos, en su mayoría para investigar cómo la ingravidez y la radiación afectan al cuerpo humano. También han probado las comunicaciones por láser entre la Crew Dragon y la constelación de satélites de internet Starlink de SpaceX.

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