El estudio que publica esta semana el “Journal of Forensic Science” está firmado por el antropólogo forense de la Universidad británica John Moores de Liverpool Matteo Borrini y el químico de la universidad italiana de Pavía Luigi Garlachelli.
Los expertos realizaron pruebas de técnicas forenses para establecer si las manchas de sangre en la Síndone conservada en la
catedral de Turín (norte de Italia) corresponden a las que dejaría un cuerpo envuelto en ella después de haber sido crucificado.
Uno de los expertos, Garlachelli, se prestó como voluntario para realizar algunas pruebas en las que se usaron tanto sangre real como sintética que se dejaba correr a través de un catéter.
El estudio se centró en la posición que deberían tener el tronco, los brazos y las muñecas para dejar manchas similares a las que están impresas en el sudario y concluyó que algunas del pecho son consistentes con “un sujeto de pie con los brazos en un ángulo de unos 45 grados”.
Los expertos muestran, sin embargo, sus dudas sobre las trazas dejadas en la tela por las muñecas que no se corresponden con ninguna posición del cuerpo ni en la
cruz ni el
sepulcro, aseguran.
Lo mismo sucedería con las marcas dejadas a la altura de la cintura en la región lumbar, que procederían de sangre salida de la herida del costado tras la muerte y con el cuerpo ya en posición tumbada, que para los autores son “irreales”.
En este caso, los investigadores hicieron pruebas con un maniquí y explicaron, citados por el diario italiano La Stampa, que el resultado fue que la sangre no habría llegado a la zona de los riñones, sino que habría acumulado en la región escapular.
El estudio, sin embargo ha suscitado las dudas de algunos expertos en la
Sábana Santa, según publica hoy Vatican Insider, suplemento de información religiosa de La Stampa, que consultó al subdirector del Centro internacional de Sindología, el físico Paolo di Lazzaro.
Entre los problemas que señala está la presencia de anticoagulantes en la sangre empleada para el estudio, por lo que “no tiene nada que ver con la situación del hombre crucificado en la Síndone (…), que fue torturado y estaba deshidratado” por lo que su sangre debía ser más viscosa de lo normal.
Otra variable -dijo- que no se tomó en consideración fue el estado de la piel del hombre envuelto en el sudario, pues el estudio se hizo con la piel íntegra y limpia de una persona y con un maniquí.
La sindóloga Emanuela Marinelli, citada por Vatican News, consideró que el estudio “no tiene nada de científico” y carece de rigor por las técnicas empleadas, como en uso de un maniquí.
La reliquia de la Síndone ha despertado controversias a lo largo de los años, pues mientras para algunos realmente envolvió el cuerpo de
Jesús, un examen del año 1988 con carbono 14 apuntó a que el lienzo se podría haber creado en la Edad Media.