El ramadán, que cae en el noveno mes del calendario lunar islámico, comenzó el 27 de mayo y concluyó a la puesta del sol de sábado pasado, que es cuando los musulmanes practicantes de todo el mundo celebran el Eid al-Fitr, la “fiesta de la ruptura del ayuno”.
En lugar de la celebración en la Casa Blanca, este año el gobierno de EE.UU. se limitó a la emisión de un comunicado en el que Trump, expresó su “cálida felicitación” por dicha celebración.
“Los musulmanes en Estados Unidos se unieron a los de todo el mundo durante el mes sagrado del ramadán para centrarse en actos de fe y caridad. Ahora, cuando conmemoran a Eid con sus familiares y amigos, continúan la tradición de ayudar a los vecinos y compartir el pan con gente de todas las clases sociales”, agregó.
El anterior presidente estadounidense, Barack Obama, solía invitar a la cena del fin del ayuno del ramadán a líderes musulmanes de EE. UU, incluidos los congresistas musulmanes.
Antes que él, fueron los presidentes Bill Clinton y George W. Bush los que mantuvieron esta tradición en la Casa Blanca, aunque el primer gobernante que acogió una cena de este tipo en la Casa Blanca fue Thomas Jefferson, en 1805.