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“Vi un ovni. Sé que parezco un completo lunático, pero juro que vi un ovni”, aseveró el guionista y siguió describiendo su experiencia.
“Estaba con un amigo. Habíamos comprado un paquete de seis cervezas y estábamos en un lugar llamado Cerro del Cuatro, en Guadalajara, México. Nos sentamos a tomar una cerveza, mirar las estrellas y hablar. Éramos los únicos en la autopista. Y entonces la vimos, una luz en el horizonte yendo muy rápido, de manera no lineal. Y le dije a mi amigo: ‘toca la bocina y enciende las luces’. Y empezamos a bocinar”.
Pero según Del Toro, en cuestión de segundos la luz se acercó a ellos “era un platillo volador, tan cliché que tenía luces parpadeando. Es muy triste, me gustaría poder revelar que no son lo que crees que son, pero realmente son tal y como pensamos”.
“Y el miedo que sentimos es tan primario… Nunca he estado tan asustado en mi vida. Nos subimos al vehículo y nos fuimos de allí a toda velocidad. Nos persiguió por un momento, pero cuando volví a mirar ya había desaparecido”, añade Del Toro.
Y ésta no ha sido la única experiencia sobrenatural del cineasta, quien también ha oído “lamentos y llantos de fantasmas”.
La primera experiencia paranormal que tuvo Del Toro lo inspiró a crear la cinta el Espinazo del diablo. Fue un suspiro que escuchó: “fue una especie de inhalación muy triste. Era mi tío, creo, porque lo escuché en su recámara después de su muerte”.
El segundo, cuenta, fue en la búsqueda de locaciones en Nueva Zelanda para la película El Hobbit, en el hotel en el que se hospedó.
“Estaba viendo la televisión cuando de repente (estoy seguro que hay una explicación razonable) oí gritos de una mujer como si la estuvieran matando en la habitación, gritos horribles. Pero no había nada, realmente me asusté. Perseguí los ruidos y había una pequeña rejilla de ventilación en el baño desde donde se oían los ruidos y las voces. Volví y me senté en la silla. Había un balcón con una gran ventana y pensé que sería mejor no asomarme en caso de que hubiera alguien parado ahí”.
Después de eso, Del Toro escuchó a un hombre llorar, pero decidió ponerse audífonos y seguir viendo series de televisión en su computadora. “Al día siguiente nadie dijo haber tenido experiencias paranormales, excepto yo”, concluyó el cineasta.