Vestigios que dan indicios de esta estrecha relación fueron hallados en estructuras detectadas mediante la tecnología de LiDAR, que se creía que eran cerros naturales, y que datan de un siglo antes de que la ciudad maya fuera conquistada por teotihuacanos, así como evidencia de otras culturas, lo que convertiría a la ciudad maya en una metrópoli cosmopolita.
Dos nuevos grupos de construcciones fueron identificados en el epicentro de Tikal, por el Proyecto Arqueológico del Sur de Tikal (Past), dirigido por el doctor Edwin Román Ramírez, que reveló estos hallazgos durante la conferencia de prensa, a la que asistió el ministro de Cultura y Deportes, Felipe Aguilar, los cuales se pensaba que eran cerros naturales, denominados 6D-III y 6DXXI, ubicados detrás del área conocida como Mundo Perdido, y que fueron ocupadas en el período Clásico Temprano (siglo III al IV d. C.). Estas investigaciones se llevaron a cabo entre el 2019 y 2020.
En estos grupos se localizaron vestigios de arquitectura, obsidiana y rituales funerarios asociados con las tradiciones de Teotihuacán, ciudad que conquistó a Tikal en el año 378 d. C., a cargo de Sihyaj K’ahk’, un personaje de presumible alto rango político o militar, quien era originario de ese lugar y que llegó con un ejército. Se considera que también cambió el destino dinástico de Tikal.
Stephen Houston, miembro del consorcio de arqueólogos que componen la Iniciativa Pacunam- LiDAR, identificó, mediante el mapeo, que el grupo 6D-III tenía una organización espacial muy similar al grupo arquitectónico conocido como la Ciudadela en Teotihuacán y su orientación, aparentemente, está alineada con las estructuras más importantes de Teotihuacán.
La Ciudadela de Teotihuacán es uno de los conjuntos rituales más importantes de esa metrópoli y, según los arqueólogos, este conjunto arquitectónico estaba asociado al militarismo y a las élites gobernantes de esa ciudad.
Arquitectura y armas teotihuacanas
Según investigaciones del arqueólogo Eduardo Bustamante, el grupo 6D-XXI era un conjunto residencial compuesto por cinco estructuras, y que fue ocupado desde el año 250 a. C. hasta el 800 d. C.
La primera tradición atípica de este conjunto son las plataformas domésticas hechas de tierra apelmazada, recubiertas con una capa fina de estuco, sobre las que construyeron estructuras de material perecedero. Este tipo de tecnología constructiva no pertenece a Tikal, que se caracteriza por la utilización de piedra caliza.
Este tipo de construcción de tierra se ha encontrado en Piedras Negras, Copán y Kaminaljuyú, así como en la metrópoli de Teotihuacán, por lo que los constructores debieron tener amplios conocimientos de esta tecnología, pues las erigían en un ambiente de alta humedad e inundabilidad.
Además, en ese lugar se encontraron varias puntas de proyectil hechas de pedernal y obsidiana, lo cual demuestra que una de estas armas era utilizada tradicionalmente por los mayas y la otra, por los teotihuacanos. Estos hallazgos evidencian que las personas que ocuparon el grupo 6D-XXI en la segunda mitad del período Clásico Temprano (378 d.C. al 600 d. C.) tenían conocimiento sobre ambos tipos de armas.
Además, las puntas de obsidiana tienen una tonalidad verde, cuyo lugar de extracción se localiza en Pachuca, México, que fue totalmente controlada por Teotihuacán durante el período clásico.
Estos descubrimientos son un fuerte indicador de que las personas que habitaron este conjunto, que data de entre los años 378 y 600 de nuestra era, fueron posiblemente extranjeros o eran mayas que tenían amplio conocimiento de estas costumbres teotihuacanas. Por el momento no se sabe con certeza si eran cazadores o guerreros o si se dedicaban a la producción de armas.
Ciudadela de Tikal
El grupo 6D-III es conocido como la Ciudadela de Tikal, excavado por los arqueólogos Pamela Rosales y Edwin Román Ramírez. Una de las pirámides que lo conforma, la 6D-105 o Pirámide Este, tiene una orientación a 13 grados al este, que se acerca a la alineación de las principales construcciones de Teotihuacán, ubicada a más de 1 mil kilómetros de Tikal, validando la interpretación de Houston. Esta pirámide tiene seis etapas constructivas. Una de ellas, la Sub-1, construida con mampostería hecha de bloques de piedra caliza y recubiertos con estuco, fue levantada con la técnica de talud-tablero, la cual está asociada con las culturas de la Cuenca de México. Este tipo de arquitectura ya fue reportada en Tikal en el Palacio 6D-XVI y Mundo Perdido.
En las siguientes dos etapas, (6D-105-3a y 6D-105-2ª), que datan de la primera parte del período del Clásico Temprano (250 d. C. al 600 d. C.) la forma constructiva se asemeja a la Ciudadela de Teotihuacán, mediante la utilización de piedras calizas y el estilo talud-tablero.
Estos datos demuestran que la Ciudadela fue construida por teotihuacanos o por mayas que tenían una afiliación cultural fuerte a Teotihuacán y que conocían la “gramática arquitectónica” de esa ciudad. Este lugar, así como el grupo 6D-XXI, están en el corazón del área ritual de Tikal, lo cual indica que estos grupos fueron utilizados por personas que eran importantes para la metrópoli.
Entierro PST-3
El Entierro PST-3 es similar a los ritos funerarios celebrados para conmemorar la construcción de la Ciudadela en Teotihuacán. También, tiene las mismas características de los entierros de guerreros extranjeros sacrificados en la Ciudadela de Teotihuacán. En este “barrio” se han encontrado personas de diferentes procedencias de Mesoamérica. Según los análisis realizados a los huesos, se ha hallado individuos originarios de Alta Verapaz, Belice, Yucatán y Copán.
Román Ramírez expone que se han encontrado en Tikal siete entierros de estilo teotihuacano y la mayoría tiene las mismas características del Entierro PST-3.
En la etapa Sub-1 fue encontrado un depósito gran cantidad de incensarios, cuya forma y decoración era del tipo denominado “teatro”, asociados a Teotihuacán y a otras ciudades con presencia de colonos de esta metrópoli. La ceramista del proyecto, Diana Méndez Lee, ha logrado identificar que fueron elaboradas con arcillas locales y foráneas. Esto indica que las personas que realizaron este ritual, estaban asociadas a tradiciones teotihuacanas. Además, se identificaron dos fragmentos cerámicos con la representación del dios de las tormentas de Teotihuacán, Tlaloc, o patrono de la ciudad.
Falta establecer cuál era el tipo de interacción de los mayas con teotihuacanos. Es posible que el grupo sur de Tikal, ubicado entre los cuadrantes Perdido y Coriental fuera un “barrio” o “vecindario”, cohabitado permanentemente tanto por locales como extranjeros, provenientes de distintas áreas mayas y también de Teotihuacán. Por tanto, Tikal, al igual que otras ciudades como Kaminaljuyú, se convierte en una ciudad cosmopolita, donde existían barrios multiétnicos permanentes.
“Con anterioridad, se había propuesto otros “barrios” en Tikal, como los grupos residenciales denominados Plan Plaza 4 y otros de ceramistas especialistas”, indica Román, quien afirma que en estas áreas vivían personas afines culturalmente, pero son sectores multiculturales, pues no son exclusivos de las culturas extranjeras, sino que también residen locales. Además, refiere que Teotihuacán fue el primer lugar en el que se demostró la existencia “barrios” étnicos, por la presencia de elementos culturales que no son típicos de las tradiciones de esa ciudad.
Román indicó que en la próxima temporada de excavaciones esperan determinar si las personas que construyeron este grupo arquitectónico de estilo teotihuacano tenían relación con esta ciudad en México o si eran originarios de ese lugar. “Creemos que eran un tipo de dignatario teotihuacano que vivía en el centro de Tikal, lo cual, cambia el conocimiento que teníamos de las relaciones entre esta ciudad y Teotihuacán”, puntualizó.
La investigación de los nuevos hallazgos fue llevada a cabo por el Proyecto Arqueológico del Sur de Tikal (Past), dirigido por Edwin Román Ramírez y un grupo de arqueólogos nacionales, con el financiamiento de la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya (Pacunam), llevada a cabo de octubre del 2019 a enero del 2020.
Los descubrimientos fueron posibles, gracias al mapeo realizado por la iniciativa Pacunam-LiDAR, mediante el cual se detectaron más de 12 mil estructuras en un área de 147 km2 en el Parque Nacional Tikal. Past es el primer proyecto que utiliza estas imágenes como principal fuente de información.