“Teníamos elementos que habían estado presentes en varias de nuestras colecciones. Queríamos recuperarlas, renovarlas y ponerlas todas juntas en un desfile”, explicó McCartney.
Abrigos en tejido vaquero con efecto tie-dye (teñido de una tela anudada), anoraks de colores que combinaron con vestidos de seda confeccionados con plisados y transparencias.
La colección tomó un aire divertido e incluso infantil en algunos monos y jerséis de punto con volantes en torno al cuello, en ocasiones estampados con el dibujo del cisne que también se apoderó de accesorios, concretamente de maxi pendientes de formas geométricas en colores vivos.
Un gesto que retrata a la marca británica, que intenta mantener su vitalidad año tras año con pequeños detalles como este que juegan con el sentido del humor de las seguidoras de la firma.
La diseñadora insistió después del desfile en el porqué de ese eclecticismo: “Hay muchas mujeres diferentes que visten Stella McCartney, tías, madres, hijas. Hacemos tal variedad de prendas, en colección de niños, de noche o línea deportiva, que tocamos a la mayor parte de las mujeres”.
Estampados de Valli
Más clásica aunque también rica en volúmenes fue la colección de otoño-invierno de Giambattista Valli, que apostó principalmente, por estampados floreados, transparencias y vestidos y faldas de corte recto por encima de la rodilla.
Prendas con aires románticos cargadas de volantes, cinturones con lazada alrededor de la cintura sobre maxi vestidos plisados.
Valli acertó combinando abrigos y vestidos del mismo estampado en un efecto, sin embargo, sofisticado y, al contrario de lo que podría parecer, muy discreto.
Los zapatos fueron a pesar de todo lo más llamativo del desfile, un modelo de salón con tacón afilado que sube por la pierna como una bota con tiras que se atan en pequeñas hebillas plateadas.
El lujo de Vanhée-Cybulski
Y de moda italiana a uno de los emblemas de la costura francesa, con la diseñadora Nadge Vanhée-Cybulski, que cumple ahora un año en la “maison” Herms, una referencia del lujo y clasicismo, que busca reflotar la marca para que permanezca en el siglo XXI como el icono que es.
La francesa de origen argelino, que se graduó en el 2003 en la prestigiosa Royal Academy of Fine Arts de Amberes, trabajó en Maison Margiela pero también pasó algunos años en Londres y Nueva York junto a la diseñadora de Céline Phoebe Philo y el equipo de The Row, respectivamente, una formación que ha marcado claramente su estilo.
La colección de Herms desvelada hoy puso sobre la pasarela a una mujer fuerte cuya vestimenta se adapta a cualquier situación: siluetas minimalistas con jerséis oversize que se superponen a faldas evasé a media altura de la pierna, hasta donde llegan las botas de piel que propuso la firma.
En una gama de colores neutros como camel, blanco y gris claro, destacaron algunas pinceladas de color como un brillante azul y un tono menta.
Mangas amplias en jerséis y abrigos que cubren incluso la mano y cinturones marcando la cintura, ya sean estrechos o en tamaño maxi, de estilo gladiador.
Después de una intensa semana, la presentación de las colecciones otoño-invierno está a punto de llegar a su fin aunque aún faltan importantes citas como Saint Laurent, Chanel, Kenzo o Louis Vuitton, que pondrán el martes el broche dorado a un calendario cargado de propuestas.